Sammis Reyes, el único chileno que juega en el fútbol americano está feliz. Su arribo a los Bears llega en el momento preciso, tras superar la lesión en el isquiotibial. “Chicago tiene un jugador que no es el Sammis Reyes del año pasado, uno nuevo, con más experiencia”, reconoce el ala cerrada. Tras su salida de los Commanders, el deportista se probó en otros tres equipos antes de recalar en el equipo de Illinois. “Washington quería llevarme de vuelta ahora que estoy sano, pero me negué”, afirma, a la vez que dice sentirse orgulloso por el interés que ha despertado la NFL en Chile desde que el ex basquetbolista está en la liga: “Lo tomo con mucho honor y cuidado”. Incluso, el atleta podría debutar mañana ante New England Patriots: “Estoy listo para jugar”.
Llega a Chicago, uno de los equipos más antiguos en este deporte...
Es una franquicia de muchos años. Es una experiencia espectacular estar acá con el equipo ya de vuelta, entrenando. Partimos nuestro primer entrenamiento el jueves pasado. Así que acá estoy, sentado varias horas para aprender las jugadas lo más rápido posible para entrar a la cancha lo antes posible.
¿Y comenzará en la escuadra de prácticas o en el equipo propiamente tal?
Es complejo el formato. Lamentablemente, no puedo hablar mucho de eso, más que nada porque el equipo me pidió que fuera precavido con lo que dijera respecto a eso. Pero créeme que de nuestra parte se dieron todos los términos del contrato de muy buena forma, logramos todo lo que necesitábamos para firmar con Chicago.
Usted tenía tres años de contrato con Washington… ¿Ahora Chicago se hace cargo de ese compromiso?
No. Hay diferentes cláusulas dentro del contrato. Como yo tuve una lesión en la pretemporada con Washington, esa situación permitió a que ambas partes llegáramos en conjunto a una decisión para terminar ese contrato. Obviamente, con los términos financieros que requeríamos de nuestra parte. Washington estuvo dispuesto a pagar eso porque no querían esperar. Primero que todo, yo quería jugar, pero el equipo no quería esperar a tenerme afuera ocho semanas por la lesión del isquiotibial que tuve. Entonces, decidimos los dos llegar a un acuerdo mutuo y terminar ese compromiso. Ahora con Chicago Bears tengo un contrato hasta que termine la temporada. Luego veremos qué pasa.
¿Cómo está de la lesión?
Bien, espectacular. Fui a Florida a prepararme por ocho semanas a un centro de entrenamiento que se llama Pomaritos, donde practican jugadores tan importantes como Tyreek Hill (receptor de Miami Dolphins). Fui e invertí tiempo y recursos en mi cuerpo para estar de la mejor forma física posible.
¿Cuáles son sus objetivos personales para esta temporada?
Quiero hacer muchos touchdowns (anotaciones). Quiero jugar mucho, tener recepciones. Estar dentro del equipo y poder hacer más ruido, jugando y contribuyendo a la ofensiva, en equipos especiales o lo que sea que el equipo requiera. Estoy listo para empezar.
En Washington estuvo más que nada en equipos especiales…
Así es. Pero hay que entender que equipos especiales sigue siendo una parte muy importante del equipo. No es algo que cualquiera pueda hacerlo. Requiere un físico especial y habilidades diferentes. Para mí es realmente un honor jugar en equipos especiales, me apasiona y lo tomo con igual seriedad que la ofensiva, como mis estudios o lo que sea. Es una parte fundamental del juego. Ahí empieza la ofensiva y equipos especiales tiene mucho que ver con el éxito del partido.
¿Pensó en retirarse tras salir de Washington?
Nunca pensé en el retiro cuando salí de Washington, había que tener paciencia. No ha sido para nada complicado. He aprendido mucho a vivir el momento, es algo que me enseñó el coach Ron Rivera, el titular de Commanders. Fue la mejor lección que tuve en Washington. Siempre decía que había que estar donde están los pies. Tu mente no puede estar en el futuro ni en el pasado, tú tienes que estar donde están tus pies. Eso me ha llevado a tener una calma extrema en situaciones que muchos piensan que son de mucho estrés, de alto riesgo, de diferentes cosas. Fui a entrenar con cuatro equipos, pero salí cuando no me ofrecieron lo que yo quería. Nos fuimos y mucha gente no entendía por qué hicimos eso. Pero, cuando uno tiene un plan, cuenta con confianza, cree en sus habilidades y tiene a la gente correcta alrededor —hablo de mi mánager, de mi agente, de mi familia— uno tiene la tranquilidad extrema porque sabe lo que se viene. Lo único que hay que tener es paciencia y no ansiedad de querer resolver todo en el momento.
¿Cómo se despidió del coach Ron Rivera de Commanders, con quien usted era cercano?
Me llamó, hablamos por teléfono. En la NFL, los entrenadores y la gerencia no siempre se ponen de acuerdo en las decisiones que deben tomar. Muchas veces es la dirigencia la que dicta el roster (plantel) de un equipo, no necesariamente los entrenadores. Tuvimos la chance de conversar. Washington quería llevarme de vuelta ahora que estoy sano, pero les dije que no. Yo quiero explorar otras opciones y ahora estoy feliz en Chicago. El coach Rivera es una gran persona, de honor, a quien yo admiro. Me enseñó mucho y solo tengo buenos comentarios sobre él.
¿Qué opinión tiene de Dan Snyder, dueño de Commanders, a quien la liga quiere apartar del cargo por el manejo del equipo de Washington?
No tengo comentario respecto a Dan Snyder. Las interacciones que tuve con él siempre fueron de hombre a hombre y honestas. Nunca, personalmente, tuve una mala experiencia con él. Los rumores y todo eso se los dejo a la gente que se enfoca en eso. Yo creo que solo puedo hablar cosas buenas de Dan Snyder.
Chicago es un equipo en formación, con un nuevo entrenador ¿Le acomoda eso?
Ciento por ciento. Con entrenadores nuevos uno puede mostrarse más. No tengo prejuicio con los técnicos anteriores, pero ahora soy un libro en blanco, el cual puedo empezar a llenar en base a las cosas que yo les muestro a los entrenadores. No solamente con lo que ellos opinan de mí, cuando recién empezaba a jugar, cuando estaba haciendo la transición entre el básquetbol y el fútbol americano. Como me vio Washington. Ahora este equipo de Chicago ya me ve como un jugador de fútbol americano, con mejores fundamentos y mayor experiencia. Tengo alrededor de 200 jugadas en cancha en la temporada anterior con un año entero de aprendizaje. Soy un jugador completamente diferente al que era el año pasado, me he preocupado de mi cuerpo, he invertido mucho tiempo y mucho dinero en mi cuerpo en estas semanas que he tenido libre. Entonces, yo creo que los Chicago Bears tienen un jugador que no es el Sammis Reyes del año pasado, es un nuevo Sammis Reyes, con mucha más experiencia.
¿Habló con el nuevo coach de Chicago, Matt Eberflus?
Sí, hablamos. Es muy buena onda. Está muy emocionado de lo que tengo que ofrecer al equipo. Ahora lo más importante es aprender las jugadas lo más rápido posible para ya empezar a contribuir. Como ustedes entienden, el fútbol americano no es como el básquetbol o como el soccer. Es algo mucho más complejo, donde hay mucha estrategia y la esencia está en aprender las jugadas. En el fútbol americano todo es diferente. Las palabras son distintas, las jugadas se llaman de forma diferente, hay diversos conceptos y esquemas. Requiere un poquito de tiempo aprenderse todo eso, pero acá estamos estudiando ya con los libros. Me pasaron todo lo que necesito para aprender esas jugadas y estamos estudiando.
¿Cuántas jugadas son, aproximadamente?
Si te digo que son más de 3.500 jugadas, me quedo corto. Es una combinación infinita. Cada formación, cada protección, cada corrida, cada ruta; tienen un código. Hay una combinación ilimitada de códigos que pueden interactuar juntos para formar una jugada. Eso, obviamente, mucha gente no lo entiende. Solamente ven el partido que está el equipo yendo hacia adelante y los demás bloqueando. Pero la verdad es que es mucho más que eso. Eso es sin incluir lo que te dé la defensa que puede cambiar constantemente de sistema de juego. Todo eso va a cambiar a forma de la protección, la forma de la corrida, la ruta… Hay diferentes detalles que van dentro de cada jugada.
Incluso el mariscal de campo puede cambiar la jugada en el momento que lee la defensa contraria…
Correcto, la jugada se cambia en la línea de golpeo, la línea donde comienza la jugada.
¿Cómo ve al mariscal de campo de Chicago, Justin Fields?
Muy buena onda. El martes tuvimos la chance de conversar un rato. Fuimos a la cancha, me tiró un par de balones, corrimos unas rutas para poder conectar un poquito. Se ve que es una persona de honor, que está dispuesto a esforzarse para cumplir el objetivo del equipo. Tuvimos una charla de equipo, la que fue privada. Fields se paró frente al equipo para hablar y decir las cosas que pensaba que debíamos mejorar y ganar el próximo partido. Cosas como esas son las que debe mostrar un líder. Y aunque sea más joven (23 años) tiene cualidades que el resto del equipo validamos.
¿Como ala cerrada, su posición, le gusta más bloquear al contrario o recibir el balón?
Las dos facetas me gustan. Uno en la NFL tiene que ser muy estratégico. Por ejemplo, la temporada pasada el ala cerrada de Washington era Logan Thomas, era el número o dos del equipo, entonces ese puesto ya estaba tomado, le pagaban 17 millones de dólares para que hiciera eso. Uno tiene que buscar la manera de entrar a la cancha de otra manera. Mi manera del año pasado fue en equipos especiales y bloqueando como ala cerrada. No todos están dispuestos a hacer la pega sucia, todos quieren agarrar balones y ser flash. Por eso se quedan en la banca. En Washington, muchos jugadores no tomaban equipos especiales con la misma seriedad que la ofensiva y defensiva. Entonces, yo fui estratégico y con los consejos de muchos jugadores en el puesto de ala cerrada, quienes ya habían jugado varios años en la liga, decidí enfocarme en equipos especiales y en bloquear. Fue así como un jugador de primer año que nunca había entrado en una cancha, que nunca había jugado fútbol americano, pudo jugar y contribuir al equipo. Mientras a otros los cortaban o se quedaban en la banca. Esa fue la gran diferencia que quise hacer y fue muy exitosa en ese aspecto.
¿Bears, que tiene un registro de dos ganados y cuatro perdidos, llega a los playoffs?
Eso espero. Ahora que estamos acá, sino tenemos esa mentalidad no hay mucho que hacer. La NFL es una liga que cambia mucho de una semana a otra. Podemos llegar.
¿Ha visto un mayor interés en Chile por la NFL desde que usted juega en la liga?
(Ríe)… Sí, me encanta eso. El fútbol americano es un deporte muy lindo, que puede dar miles de oportunidades a los chilenos. Creo que a eso tenemos que darle un énfasis. En Chile hay atletas que podrían hacer esta actividad. Me imagino que para ellos tener un referente ayuda a abrir los ojos. Me ha pasado con mucha gente que me ha escrito, que me ha mandado mensajes y ha empezado a jugar fútbol americano. Eso me da mucha felicidad. Añadir más deportes y más oportunidad a la gente de mi país es algo que me apasiona. Es algo que tomo con mucho honor y cuidado.
¿Se siente un rockstar?
(Ríe)… No. Mi vida sigue siendo igual. El apelativo de rockstar es algo que se puede poner uno mismo, no te lo pueden dar otras personas. Mi cercanía con la gente, mi amor por mi país y mis raíces siguen intactas. Igual que cuando tenía 10 años. Soy un hombre de familia, una persona tranquila, pero al mismo tiempo muy ambicioso. Mis ambiciones son todas personales, no para demostrar algo a otras personas. Todas son formas de motivación intrínsecas. Más aún ahora que me voy a casar, que formaré una familia.