Beñat San José inicia en Universidad Católica su segundo paso por el fútbol chileno. Ahora, en una condición estelar, muy lejana a la que vivió en 2015 cuando, literalmente, tuvo que golpear puertas en busca de una oportunidad. Después de trabajar en las divisiones inferiores de la Real Sociedad, había pasado con relativo éxito por el fútbol de Arabia Saudita. En Medio Oriente, se transformó en el entrenador más joven en dirigir en la liga. Sin embargo, las altas exigencias directivas motivaron su partida después de adiestrar al Al Ettihad y, posteriormente, al Al-Ettifaq. Tras un intento frustrado por vincularse a clubes de Emiratos Árabes Unidos, surge la opción de viajar a Chile. Eso sí, sin destino conocido.

"A mí me entusiasmaba Sampaoli, Bielsa... Y me gustaba la libertad con la que se jugaba en la liga chilena", le reconoció dos años después, cuando ya dirigía al Bolívar al diario Mundo Deportivo, de Barcelona. Antes, eso sí, debía convencer a un club de aceptar su proyecto. Un proceso que no fue fácil. El ahora flamante técnico cruzado pasó un mes encerrado en un hotel y sosteniendo reuniones para exponer sus ideas  antes de que le llegara alguna oportunidad. "Me dijeron que tendríamos una reunión en cinco días en la que tenía que explicarles el proyecto que quería para el equipo. En ese tiempo me vi todos los partidos que pude, me aprendí los nombres de todos los jugadores... y les convencí", recordó en esa entrevista. Con apenas tres cupos disponibles para reforzar el plantel, debió extremar esfuerzos y hasta parte de la cena de Navidad la dedicó a buscar las incorporaciones adecuadas.

"A nosotros nos presentaron a Beñat, al presidente, quien se reunió una vez con él. Después iajé yo para ver la parte técnica. Hablamos mucho de fútbol. Me pareció un técnico interesante y estudioso. Sabía mucho del fútbol chileno. Traía analizado al equipo. La forma de juego también nos gustó. El objetivo era salvarnos del descenso. Comenzamos a formar un equipo sólido desde la parte defensiva. Empezamos a jugar con tres centrales y el equipo se acomodó bastante bien. Se agrupaba bien y salía rápido en el contraataque. Nos dio la posibilidad de pelear la final de la liguilla", recuerda Víctor Oyarzún, gerente técnico del club.

Oyarzún también revela una faceta desconocida del nuevo estratega cruzado. "Tiene un modelo de trabajo que apunta a la integración grupal. Le gusta trabajar con el grupo. Hace coaching con los jugadores. Tiene cursos de eso que le ayudaron a mantener al grupo concentrado y muy unido. Su manejo de situaciones con jugadores que no eran titulares era muy bueno, porque cuando los necesitó, le rindieron de buena forma. Para nosotros fue complicado que partiera, pero también era imposible retenerlo, por lo que le habían ofrecido", agrega.

Cristián Rojas, capitán antofagastino, explica el método que terminó convenciéndolos: "Nos hacía acercarnos mucho con el compañero. El crecimiento futbolístico y personal que tuvimos en su gestión tiene que ver con eso. Hacíamos terapias en las que teníamos que resaltar las virtudes del compañero que teníamos enfrente. Recuerdo una que se llamaba El Regalo: nos sentábamos y teníamos que decirle a nuestro interlocutor las cosas positivas que veíamos en él". Así, San José logró transformar a un equipo que peleaba el descenso en uno competitivo. "Nos costó salir adelante, pero lo conseguimos. Es un técnico que conoce y trabaja de acuerdo a los rivales y que da todas las herramientas para conseguir un buen rendimiento".

El proyecto deportivo de Bolívar lo sedujo. Lo tentaron justo cuando expiraba su relación contractual con Antofagasta, al que, en su segunda campaña, logró llevarlo a pelear por un cupo en la Copa Sudamericana. Dos títulos locales consolidaron una idea que sólo la oferta de Universidad Católica pudo abortar.