Abrumador. Apabullante. Póngale el adjetivo que quiera. Lo cierto es que Lionel Sanders fue demasiado para el resto de competidores en el Ironman 70.3 de Pucón 2018. Si en la edición pasada ya había marcado diferencias, en esta simplemente no dio espacio a dudas. Y con nuevo récord. Su crono final, de 3h,48'43", le permitió superar por casi cuatro minutos la mejor marca en la historia de la competencia, impuesta por Reinaldo Colucci, en 2010 (3h52'28").
Eso sí, antes de que el canadiense impusiera su ritmo, el día en Pucón empezó con sorpresas. El chileno Vicente Trewhela dominó en el lago Villarrica, la primera etapa. En su especialidad, el triatleta de la UC sacó una diferencia inesperada en la punta al salir del agua. Empezó el camino a Curarrehue con casi un minuto y medio de ventaja sobre Felipe Barraza y el mexicano Mauricio Méndez, quien resultaría segundo al terminar las tres etapas. El deportista de 22 años miraba hacia atrás, contento e incrédulo. Veía cómo sus perseguidores venían muy rezagados.
Sin embargo, al iniciar la larga recta de cerca de 75 kilómetros que lleva hasta el pueblo, el sueño de Trewhela empezó a desaparecer. Miró nuevamente sobre su hombro y se encontró con Sanders. El norteamericano ya estaba en sintonía. Había encontrado el ritmo que lo llevó a coronarse en 2017 y a ser subcampeón en el Ironman de Hawaii.
Al entrar en dicho tramo, desde el décimo lugar, posición en la que terminó el nado, el campeón vigente se demoró un par de minutos en escalar nueve posiciones y convertirse en el puntero de la carrera, condición que no soltó hasta que cruzó la meta. Lo único que hizo en el resto de trecho fue alargar la diferencia sobre sus perseguidores.
Ya en sintonía e imparable, Sanders llegó nuevamente al Parque Cerrado para la última transición.
La rapidez con que pasó del traje de bicicleta a la vestimenta de trote fue otro detalle que impresionó: se demoró apenas dos minutos en iniciar su camino hacia la Península, mientras al brasileño Santiago Ascenco, segundo en ese momento, y a Barraza, tercero, aún les quedaban diez minutos sobre ruedas.
Faltaban 21 kilómetros de competencia y ya se preveía un ganador. La duda pasó a ser si el canadiense podría con un récord que llevaba ocho años sin ser siquiera amenazado. Con ese objetivo, recién pasadas las dos horas, ingresó a la Península. "Debe ser uno de los trotes más difíciles del mundo" dijo el ganador, en conferencia de prensa tras la carrera. Aunque su ritmo no concordó con sus palabras posteriores.
En las primeras dos vueltas al recinto, el norteamericano mantuvo el tranco apabullante. La duda empezó a ser por cuánto batiría el récord. La nueva marca ya estaba firmada. Incluso, acorde al
ritmo de trote, se llegó a proyectar que el tiempo de Colucci bajaría en, al menos, diez minutos. Pero en la última vuelta antes de volver al centro de la ciudad, Sanders dio sus primeras muestras
de humanidad. Jadeaba y le costaba respirar. Tuvo que bajar el ritmo. De todas maneras, llegó a la
última recta contento y saludando a quienes esperaban por su esperable triunfo. Pese a que pudo ser por más, miró con satisfacción su récord en el reloj al cruzar la meta.
Tras él, llego Méndez y luego Barraza, la mejor carta nacional. El triatleta chileno no hizo nada por encima de las expectativas, pero festejó el tercer lugar como si hubiese ganado. Cerró la carrera saltando y saludando a la gente antes de cruzar la meta, diez minutos después que Sanders, reflejando la alegría de un hombre que consiguió su quinto podio consecutivo, a menos de una semana de casarse.
El ilusionado Trewhela apareció en el noveno lugar. Fue el cuarto mejor chileno tras el tercer puesto de Barraza, el sexto de Van de Wyngard y el octavo de Martín Ulloa.
Después del grupo de élite empezaron a aparecer los aficionados, que estuvieron cruzando la meta hasta las 17.10 horas. Los que llegaron más cerca de los profesionales fueron directo a pedirle una foto a Sanders, la máquina canadiense que se va de Pucón con nuevo récord y como flamante bicampeón.