Poco importa que la U muestre rasgos de mejoría futbolística si no van acompañados de buenos resultados. Después de tres semanas al mando y la misma cantidad de partidos, lo cierto es que Alfredo Arias sigue la misma ruta numérica que su antecesor. Los universitarios no ganan y siguen en el fondo de la tabla. Por si fuera poco, los delanteros viven una pesadilla frente al arco rival que no parece tener solución. Y aquello ya comienza a ser pura responsabilidad del charrúa, cuyas elecciones parecen cuestionables.

No basta con palabras bonitas en las conferencias para adornar los oídos de los hinchas. El equipo necesita ganar para sacarse la mochila que significa convivir con los últimos lugares. Y para que aquello de 1988 solo sea una comparación pasajera. De lo contrario, los fantasmas comenzarán lentamente a enquistarse por el CDA. Y no habrá sahumerio que los espanten.

Que la U no haya hecho goles en los segundos tiempos en todo el torneo revela problemas no solo de definición. El equipo está evidentemente mal preparado desde lo físico, más allá de la falta de reales variantes en mediocampo y ataque.

Por si fuera poco, se le viene la UC a Arias. Menudo clásico deberá afrontar, con serios problemas dentro y fuera de la cancha. La mala conducta de la barra brava, una vez más, deja en claro que al menos ese partido lo tiene perdido hace rato Azul Azul.

La luna de miel del uruguayo llegó a su fin. Le llegó la hora de trabajar en serio para torcer un rumbo más que difuso.