El Manchester City remeció al fútbol mundial gracias a los petrodólares. En 2008, el club fue comprado por el jeque emiratí Sheikh Mansour Bin Zayed al Nahyan, miembro de la familia real de Abu Dhabi, y desde ese entonces comenzó una inversión multimillonaria para hacer de los Citizens una potencia a escala mundial. Hoy, el holding City Football Group tiene varios clubes alrededor del orbe, como en Estados Unidos, Australia y Uruguay.
Pero el proyecto que tiene como cara visible a Pep Guardiola pasa por días turbulentos, por la sanción de la UEFA de dos años sin copas europeas (Champions, Europa League o Supercopa) y una multa de 30 millones de euros (33 millones de dólares) por “infracciones graves” de las normas de licencia, al inflar los ingresos de patrocinio y la no cooperación de la institución en la investigación de la confederación europea.
El tema del fair play financiero ha estado rondando durante muchos años a clubes que se cimentan en capitales árabes, como el City y el PSG, cuyas inversiones son siderales. Por lo mismo, un proyecto de esta envergadura vislumbra grietas de cara a su futuro, tanto en lo económico como en lo deportivo, por la eventual fuga de figuras.
El director ejecutivo Ferrán Soriano dijo que las incriminaciones son falsas y tienen motivaciones de otra índole. “Lo más importante que tengo que decir es que las acusaciones no son ciertas. Basados en nuestra experiencia y nuestra percepción, esto parece ser más sobre política que sobre justicia”, dijo el dirigente español.
El mismo día de la victoria sobre Real Madrid en el Santiago Bernabéu, por la Champions, presentaron la apelación ante el TAS. Eventualmente, se puede alcanzar un acuerdo extrajudicial para resolver el asunto.
De ratificarse la sanción, es un golpe al mentón para las intenciones del City de ganar la Liga de Campeones, la luz de cualquier equipo grande. Aquella es precisamente la gran deuda que tiene Guardiola desde que arribó a Inglaterra. Económicamente también es una merma considerable. Según una estimación de Forbes, esto le puede costar al club 80 millones de dólares en ingresos durante 2020. Estamos hablando del quinto equipo de fútbol más valioso del mundo, avaluado en casi US$ 2.700 millones.
En noviembre de 2018, la revista alemana Der Spiegel publicó mensajes internos del City que mostraban la manipulación de los ingresos por el patrocinio de la aerolínea que los auspicia y le puso su nombre al estadio.
¿Cuál fue la reacción de Guardiola? Salió en defensa de su club. “Esto no está acabado. Todo lo que podemos hacer es en la cancha y hacer lo que hemos hecho los últimos cuatro años. Confío al cien por cien en el club. Somos optimistas sobre que el año que viene estaremos en la Champions”, afirmó. Por cierto, también despejó alguna chance de marcharse si es que se ratifica el castigo: “Si no me despiden, me quedaré. Quiero quedarme y ayudar al equipo a mantener el nivel lo más que se pueda”. Su contrato con el City expira en 2021.
Hoy tienen la opción de sumar una nueva estrella. A las 13.30 horas de Chile, enfrentan al Aston Villa, en Wembley, por la final de la Copa de la Liga, con Claudio Bravo en el arco. Una opción para ganar algo en una temporada en la cual han sido claramente opacados por el Liverpool, que tiene la Premier League atada.