Hoy en muy buenos términos, cierro la relación profesional con Juan Ignacio Chela, al cual le agradezco mucho su profesionalismo y trabajo. ¡Ahora toca recargar energías descansar en casa y prepararme para un gran 2025!”. Con estas palabras Nicolás Jarry anunció la salida de uno de sus técnicos tras una temporada muy irregular, marcada por un primer semestre con dos puntos altos: la final de Buenos Aires y la del Masters 1000 de Roma, y por una segunda mitad muy tocada por la neuronitis vestibular que terminó afectando al tenista nacional.

Después de meterse en el top 20 el año pasado, el paso natural para el tenista de 29 años era ir por el top ten. “Yo sé que puedo jugar contra los mejores de igual a igual y ganarles... Lo he demostrado, pero me falta todavía ser más consistente y vencer aún más las trabas mentales que tengo, de ansiedad y cosas, pero sé que tengo todo lo necesario para estar ahí. Y justamente como decía, al final es el resultado de un buen trabajo y tengo nada más que seguir por la misma línea; seguir trabajando duro y nunca dejar eso o dejarme llevar porque me está yendo bien, ni relajarme, sino que tratar de mantenerme lo más humilde posible y enfocado en lo que hay que hacer”, decía en septiembre de 2023 a El Deportivo.

Meses después decidió terminar su vínculo con Juan Ozón, debido a diferencias en la planificación de la temporada, por lo que quedó como primer entrenador César Fábregas, con quien ya venía trabajando, y sumó a Juan Ignacio Chela. “Estoy muy contento de sumarlo al equipo, creo que me va a aportar mucho con su conocimiento, tanto con la experiencia como jugador como entrenador. Estoy motivado para eso, estuvimos trabajando mucho durante las semanas en Barcelona en el servicio, en la primera pelota, en estar cada vez más agresivo en la red y con la devolución. Por supuesto estar mucho más fuerte en la parte física”, dijo al momento de anunciarlo.

Chela, en tanto, manifestaba cuáles eran sus principales desafío al mando del chileno. “Creo que el gran desafío es poder elegir el tiro correcto al momento correcto desde la posición en que te encuentres en la cancha. A veces él en eso se apura un poquito y termina generando algún error de más”, expresó. Sin embargo, tenísticamente, nunca alcanzó su mejor versión.

Para colmo, el año comenzó con varias complicaciones familiares. “No empezó muy bien con mi hijo con Covid, teniendo que llevarlo a la clínica en Australia. Después perdiendo un partido muy batallado ahí, y luego teniendo que lidiar con cosas del tenis y distintas presiones”, contó en una entrevista con el sitio de la ATP.

Salvo los éxitos mencionados en Buenos Aires y Roma, que lo catapultaron hasta el puesto 16 del mundo, el mejor de su carrera, Nico nunca estuvo totalmente cómodo con su juego. En la mayor parte de la temporada se vio bastante errático y sin un patrón tan claro en su tenis, como el que había adquirido en 2023. Y si bien, desde lo personal, la relación con Chela siempre fue impecable (“Aprendí mucho con él y le estoy muy agradecido”, dijo), desde lo tenístico la apuesta quedó al debe y nunca lograron sintonizar al cien por ciento, por lo que se decidió cerrar amistosamente el ciclo, señalan en su entorno.

Asimismo, el transandino ha sido puesto en la órbita como opción para entrenar a su compatriota Tomás Etcheverry e, incluso, asoma como posible reemplazante de Guillermo Coria en la capitanía de Copa Davis.

Por estos días, Jarry se encuentra de vacaciones en Santiago junto a su familia y se encuentra preparando la postergada fiesta de matrimonio, que quedó pendiente tras su casamiento en plena pandemia. Paralelamente está abocado a la búsqueda de un nuevo entrenador que pueda acompañarlo a los torneos y que también ayude a reengancharlo en la senda de los mejores del mundo.

La pretemporada, que durará cuatro semanas, comienza en Barcelona el 18 de noviembre junto a Fabregas, con la intención de que el nuevo entrenador ya pueda sumarse en esa fecha tal como lo hizo Chela en su momento.

Sigue en El Deportivo