¿Se queda sin arqueras?: el drama de la Roja femenina a horas del duelo clave que definirá el paso a la lucha por el oro en Santiago 2023
Chile enfrenta esta tarde a Estados Unidos. Si supera a las norteamericanas, peleará por el oro con el combinado que se adjudique la llave entre México y Argentina. Sin embargo, corre el riesgo de perder a cuatro figuras, entre ellas a Christiane Endler y Antonia Canales.
El sábado, la Selección femenina se abrazó. La goleada sobre Jamaica, un 6-0 inobjetable, le garantizó el segundo puesto del grupo A de los Juegos Panamericanos y, con ello, la clasificación a las semifinales del torneo. El equipo que capitanea Christiane Endler consiguió el derecho a pelear por una medalla. El metal dependerá de lo que suceda esta tarde, en el choque frente a Estados Unidos. Si supera a las norteamericanas, irá por el oro ante el combinado que se adjudique la llave que animarán México y Argentina. Si pierde el choque que se disputará a las 20 horas, tendrá que conformarse con ir por el bronce frente a la selección perdedora en la llave que animarán aztecas y transandinas.
La preocupación por llegar a la final del certamen no es la única que inquieta a Luis Mena. El técnico también mira de reojo a lo que pueda suceder en la instancia siguiente. Y no solo por el poderío de la escuadra que tendrá enfrente el viernes 3 de noviembre. Lo que más le complica es la posibilidad concreta de perder a cuatro de sus principales figuras. Y, peor aún, a sus dos arqueras: Christiane Endler y Antonia Canales.
El problema
Endler, Canales, la defensora Camila Sáez y la volante Karen Araya viajaron desde Europa para participar en los Juegos. Cada un consiguió la respectiva autorización de su club. Así, la capitana logró la del Olympique de Lyon; la también guardameta logró la del Valencia, de la máxima categoría de España; la defensora y la mediocampista obtuvieron la del Madrid CFF, de la categoría estelar ibérica.
Dos elementos confluyeron para que el cuartero estuviera disponible. Primero estaba la disposición de las futbolistas. El más importante, en todo caso, es de carácter reglamentario: parte del calendario de los Juegos Panamericanos está contenido en la fecha FIFA de octubre, por lo que los clubes estaban obligados a cederles.
Sin embargo, en la misma letra que sirvió para apegarse a la posibilidad de que vinieran a Chile está, ahora, la que tienen los clubes de forzar su retorno: la jornada en que las futbolistas deben estar a disposición de sus respectivos combinados nacionales se extiende entre el 23 y el 31 de octubre. De ahí en más, no hay obligación de facilitarles.
En ese contexto, Chile dispondrá de las jugadoras en el choque ante las norteamericanas. La gran pregunta es qué sucederá en el encuentro siguiente. Por el cierto, el más decisivo y, eventualmente, histórico. Y ahí la posibilidad de que tengan que volver a sus respectivos equipos es concreta.
Gestiones a todo nivel
Si bien Sáez y Araya son puntales para el funcionamiento del equipo de Mena, ambas son reemplazables frente a una emergencia, pues la lista que diseñó el entrenador contempla alternativas especializadas para ambos puestos. Incluso, frente a una necesidad extrema, el ex capitán de Colo Colo podría improvisar a otras futbolistas en sus funciones.
El problema principal radica en que en la nómina solo hay dos arqueras: Endler y Canales. Es decir, si el Lyon y el Valencia endurecen sus posturas y se apegan estrictamente a la reglamentación, Chile se quedará sin guardametas para afrontar la instancia más determinante del certamen. Y ese sí que es un problema mayúsculo.
En Quilín negocian en todos los frentes y las jugadoras también se han involucrado en las gestiones. Se han comunicado directamente con los clubes involucrados aunque la respuesta, por el momento, se puede agrupar. “Hasta ahora, a la espera de novedades”, afirman desde la sede del fútbol chileno, dando cuenta de que la Selección puede afrontar su último encuentro en el torneo sin tener claro qué sucederá para el siguiente.
De todas formas, no se descarta una salida forzosa: desoír el llamado de los clubes y provocar que las futbolistas se presenten fuera de plazo ante sus empleadores, asumiendo la multa que deriva de esa infracción. El problema, eso sí, superaría lo económico: las jugadoras quedarían expuestas a represalias de parte de sus empleadores, lo que también puede incluir sanciones deportivas y económicas. Por esa razón, se extremarán los intentos para buscar una salida armoniosa que permita que el cuarteto pueda estar en una definición que ampliaría el carácter histórico de un plantel que ya le ha dado varias alegrías al balompié femenino nacional.
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