Este domingo, en Coquimbo, Colo Colo aseguró el título del Campeonato Nacional, la trigésimo tercera corona de su historia. En Macul, y en todo Chile, hubo celebraciones. Al estadio Monumental, de hecho, llegaron unos cinco mil hinchas para recibir al plantel que había recuperado el cetro local después de cuatro años de dominio de Universidad Católica. Apenas horas después, en el Cacique ya estaban pensando en la temporada 2023. Los albos se enfocan, ahora, en conformar un plantel competitivo, con un objetivo claro: transformarse en protagonistas en la próxima edición de la Copa Libertadores, el torneo al que clasificaron después de coronarse en el Campeonato Nacional.
Los albos tiran líneas. Gustavo Quinteros tiene en mente fortalecer la estructura con un arquero, un volante con características ofensivas y un delantero. Ya hay nombres sobre la mesa. Por ejemplo, Gabriel Arias es un nombre que seduce, sobre todo considerando la opción siempre latente de que Brayan Cortés deje el club. Y para el ataque se revitaliza la de Carlos Palacios, de zigzagueante paso por Brasil. También hay una limitante: en las actuales condiciones, el Cacique no dispone de plazas para jugadores foráneos. Tiene los cinco que permite el reglamento: Emiliano Amor, Maximiliano Falcón, Agustín Bouzat, Juan Martin Lucero y Gabriel Costa. “Habrá que buscar chilenos de nivel internacional”, advierten en Pedreros, como alternativa al otro camino posible: dejar partir a alguno de los foráneos para fichar una figura extranjera.
Costa, en la mira
De ese grupo, el único que termina su relación con el club de Macul al término de la actual temporada es Gabriel Costa. El uruguayo nacionalizado peruano mantiene un fluctuante vínculo con los hinchas del Cacique. Llegó en 2019, con el aval de Mario Salas, quien lo había dirigido en Sporting Cristal, donde había cumplido una brillante campaña el año anterior: había anotado 26 goles en 45 partidos. Además, aportó 23 asistencias. En Macul, en cambio, sus números no han sido tan auspiciosos. Ocho goles en 27 encuentros en la primera temporada; cinco en 28 en la segunda; ocho en 29 en la tercera y 12 anotaciones en 36 compromisos en lo que va transcurrido de la actual, resumen su paso por el club popular.
De los fanáticos albos, ha recibido aplausos, pero también reprobaciones. De hecho, la balanza se inclina por las últimas. Entre los que le fustigan, las críticas surgen por la irregularidad en el rendimiento, el relajo con que se toma ciertos momentos de los partidos y, en un aspecto en que la responsabilidad es compartida con Quinteros, por la indefinición respecto de la posición en que mejor se desempeña: llegó como extremo y ha ido mutando a volante con llegada.
Mendoza no lo quiere
Gabriel Mendoza, emblemático jugador del Cacique que fue campeón de América en 1991, es categórico en la evaluación respecto del rendimiento de Costa. “No tiene la empatía con el público de Colo Colo. Este año ha andado mejor. Cuando lo trajo Salas, fue el mas resistido. No se le perdona nada. Cuando agarró la onda con Quinteros, fue aporte. No se puede decir que no aportó. No es un jugador indispensable. En esa posición se puede dar tiraje a la chimenea, como a Pizarro. No sé por que Joan Cruz no está y es uno de los que tiene que agarrar esa posición”, estima.
El Coca balancea el análisis. “Costa ha hecho bien las cosas y tiene buenos números, pero para mí no es un jugador como Lucero, Suazo, Pavez, que son imprescindibles. Hay recambio para ese puesto si no se le renueva. A Colo Colo le faltaba gol, llegó Lucero e hizo 15. Cuando el equipo se sentía disminuido, faltaba que se echara el equipo encima. No tomó el peso cuando faltaba Gil, cuando se requería que se echara el equipo encima. Contra Curicó, por ejemplo, el jugador que más confianza daba era el Vicho Pizarro. Ahí uno decía que tenían que aparecer jugadores como Costa. Y él se diluyó. Si le toca partir, no se va a sentir tanto”, insiste. Y, finalmente, apunta la
El carrilero del equipo de Mirko Jozic repara, también, en la percepción que los fanáticos tienen de Costa. “Crea anticuerpos con los hinchas, que no le perdonan una. Fue un aporte en algunos partidos y en el sistema, pero no es imprescindible”, sostiene.