Sebastián Báez (312°) es campeón en Concepción. Una semana soñada donde el joven argentino, de 20 años, jugó el mejor tenis de su carrera. Llegó como promesa y se va con su primer título Challenger tras vencer a su compatriota, Francisco Cerúndolo (146°) por 6-3, 6-7(5) y 7-6(5).

Lo del primer parcial fue derechamente extraño. Ambos jugadores mostraron falencias, producto de los nervios propios de una final, y jugaron un set donde lo más llamativo fue la cantidad de quiebres. Siete en total. Cuatro de Baéz y tres de Cerúndolo. Los servicios de los argentinos fueron mansos y blandos. Nunca lograron generar una ventaja sacando y se les veía mucho mejor recibiendo.

En cuanto al desarrollo de los puntos, un guión similar durante todo el set. Francisco tenía la iniciativa pero no por eso ganaba. Golpeaba mucho, pero los tiros se iban largos. Los errores no forzados eran cada vez mayores, y el verdugo de los chilenos Jarry y Tabilo, perdía aire. Báez por su parte encontraba su mejor arma en la defensa y se llevó 6-3 un parcial donde hubo poco tenis y muchos nervios.

Cuando los tenistas comenzaron a jugar la segunda parte del encuentro, un grupo de manifestantes se tomó la cancha y suspendió el partido. El hecho, curioso por decirlo menos, obligó a los jugadores a irse a los camarines cuando estaban igualados en uno. Ahí tuvieron un momento para analizar el juego y conversar con sus entrenadores. En el retorno, el partido fue otro. Cerúndolo mucho más claro en sus ideas, logró subir el nivel de su tenis, ganando profundidad y precisión. Ya no era el jugador nervioso del set anterior.

Los quiebres continuos del primer parcial, ahora eran solo un lejano recuerdo y los transandinos eran mucho más fuertes cuando servían. Todo estaba igualado a cuatro. Después Francisco aguantó su servicio tras un gran sacrificio y obligó a Báez a tener que ganar para no perder el set. El 312 del mundo no fue presa del pánico y mantuvo la paridad para forzar el tiebreak. Lo terminó ganando el más experimentado de los dos jóvenes por 7-6(5), tras un mini quiebre en el 2-4.

El perder el segundo set podía ser un golpe para Báez, pero demostró templanza y solidez mental. Salió con todo en el tercero y logró nivelar a su rival, que a esas horas de la tarde, hacía mucho daño con velocidad de pelota. La igualdad era una constante. Se presionaban, pero no habían quiebres de momento. Todo hasta el cuatro iguales, cuando Cerúndolo apretó y quebró para servir para torneo. Para sorpresa de todos, desaprovechó la oportunidad. Nuevamente la final se alargaba.

La paridad obligó a definir todo en el tiebreak. Sin margen, los argentinos salieron a buscar el partido y el más joven esta vez jugó mejor. Inteligente, jugó puntos largos hasta que su contrincante fallará, y así fue. 4-1 arriba tras dos errores no forzados de Cerúndolo. El ex campeón de Roland Garros Junior, pasó sustos, pero se lo llevó por 7-5.

Una semana que Báez no olvidará en toda su vida. Llegó como una promesa a la octava región y se va con 80 puntos que lo harán meterse por primera vez en su vida entre los 300 mejores del circuito. De seguro recibirá alguna invitación para los torneos sudamericanos que siguen. Más que merecido tras un campeonato donde demostró por qué es candidato para el recambio argentino. En Concepción puede haber nacido una estrella.