Sebastián Varas punza en la herida azul: “Debe ser duro estar peleando abajo con la U; me ha tocado en otros clubes y cuesta conciliar el sueño”
El delantero de Cobresal se alista para el decisivo duelo del sábado traspasándoles a los laicos la presión que implica aferrarse a la Primera División. Lamenta que el duelo se dispute tan tarde, a las 18 horas, lo que les impide a los nortinos aprovechar plenamente las ventajas que suponen la altitud y la alta temperatura en otros momentos del día.
Sebastián Varas no supo de respiros en los últimos días. En rigor, solo el domingo pudo destinarlo a sus actividades particulares. En rigor, a ir a votar, en compañía de su esposa. Fue la única concesión del cuerpo técnico de Gustavo Huerta en horas decisivas. Este fin de semana, Cobresal enfrentará a Universidad de Chile. Ambos, separados por un punto, bregan por eludir la liguilla de Promoción y hasta el descenso directo. En el norte asumen que no hay margen para descuidos y sí mucho por mejorar. “Estamos motivados y también ansiosos. Como se dio esto de tener dos semanas para preparar el partido uno como jugador se pone ansioso. Estábamos acostumbrados a jugar últimamente a mediados de semana y el fin de semana, entonces, las ansias son grandes, más en la situación en que estamos y por el partido que vamos a jugar. Pero estamos bien. Entrenamos hasta el sábado. El domingo el profe nos dio libre. Ahora nos preparamos para una final. La llamamos así porque sabemos la importancia que tiene este partido, tanto para ellos como para nosotros. Esperamos estar a la altura de las circunstancias del partido”, dice el delantero Sebastián Varas, protagonista de la nueva edición de El diván del Kily, el programa de conversación de El Deportivo.
La U tiene 35 puntos, Cobresal uno más. El que se lleva el triunfo se escapa del peligro del descenso, ¿cómo lo planifican? ¿pesa mucho estar peleando por la permanencia?
Sí, obviamente. El que obtiene los tres puntos saca harta ventaja para poder salvarse de todo, hasta de ir a liguilla de promoción. Obviamente es una presión extra. Sabemos que nosotros mismos nos metimos en la situación en que estamos ahora. Nos ha costado mucho en el último tiempo. Con mis compañeros y con el cuerpo técnico hemos analizado qué nos pasa, porque siempre empezamos ganando y a última hora nos han hecho los goles que nos han costado estar en la situación en que estamos ahora y se torna difícil. Pero también estamos tranquilos. Sabemos que tenemos ventaja de un punto y una diferencia de goles que es buena y que es importante respecto de los que están debajo nuestro. Eso nos puede favorecer, pero estamos mentalizados en que el sábado tenemos que salir a buscar, sí o sí, los tres puntos.
¿A qué le dedicaron el fin de semana en Cobresal?
Entrenamos toda la semana, salvo el domingo. Acá, tener un día libre es complicado. La única forma de hacer algo distinto es bajar. Estamos a una hora y media o dos horas de poder relajarse un rato en una playa o de salir a algo. El profe prefiere que entrenemos, que nos quedemos acá, más con el tema de los contagios, que se han elevado mucho. Debemos tener cuidado para poder estar todos el fin de semana. Nos quedamos acá, en nuestras casas, tratando de descansar.
¿Cómo vivió el proceso eleccionario del fin de semana?
Fuimos a votar con mi señora. Tenía domicilio en Viña del Mar, pero cambiamos. Queríamos participar y fuimos a votar. Acá no hay mucha gente, así que no había filas. Fue súper rápido. En media hora ya estaba de vuelta en la casa.
¿Vale la pena hacer la fila, más allá de que en otros sitios era más larga?
Sí. Estuvimos todo el día viendo las noticias, averiguando y sabiendo de lo que estaba pasando. Se veían filas de gente esperando tres o cuatro horas, pero era importante. Lo bueno es que fue harta gente a votar.
¿Cómo se imagina el partido contra la U? ¿Cómo debe plantearse Cobresal ante un equipo que tiene mucha presión?
Debe ser duro estar en un equipo grande en la situación en la que están. Se hace difícil, imagino. A mí me ha tocado estar peleando abajo varias veces en otro clubes y se torna súper difícil, cuesta conciliar el sueño, estás todo el tiempo pensando en la situación que estás viviendo, que ningún jugador la quiere vivir. Imagino que para ellos, al estar en un equipo grande, generalmente llamado a pelear títulos, estar pasando por un momento así debe ser duro. La presión la tienen ellos. Es la realidad. Esperamos, como digo, preocuparnos de nosotros. Es en lo que más hace hincapié el profe, que nos aboquemos a nuestro juego. Y a que aprovechemos la altura, que por ahí puede ser un factor. Nosotros preferiríamos jugar a las 11 o 12 del día, porque a esa hora entrenamos y tratamos de sacar ventaja por lo mismo, por el calor. Lamentablemente, nos pusieron el partido a las 6 de la tarde, cuando aquí ya es más fresco.
La ANFP planea llevar el partido frente a Argentina a Calama, ¿existe esa ventaja comparativa al llevarse al rival a la altitud?
Antiguamente se sentía un poco más. Ahora creo que los equipos no lo sienten tanto. Los trabajos físicos de hoy en día se realizan conviviendo con el ahogo, entonces, prácticamente, el jugador está acostumbrado a jugar ahogado casi todo el partido por la intensidad del partido y la que los cuerpos técnicos tratan de darle. Generalmente, se siente. Más a las 11 o 12 del día. Por eso decía que me hubiese encantado jugar a esa hora (contra la U). No sé si a las seis de la tarde se sentirá tanto como al mediodía.
Ante la U, ¿Cobresal saldrá a protagonizar o esperará que la U se empiece a enredar, que sienta el nerviosismo de un partido como este?
Hay que ser inteligentes. Cuando uno está peleando estas instancias, debe serlo. No podemos llegar y volvernos locos por querer ganar el partido, porque si nos llegan a convertir va a costar un montón sacárselo. Entonces, desde afuera y dentro, hay que ver cómo se va manejando el partido. No recuerdo algún equipo que nos haya venido a atacar, salvo Colo Colo en la primera fecha, que nos iba ganando 2-0. El resto nos mete líneas de cinco atrás. Ahora último se ha dado eso. No creo que la U venga a proponer. Entonces, debemos tener paciencia y tomar decisiones, los jugadores, respecto de la situación que estemos viviendo.
¿A qué hay que sacarle provecho de esta U de Romero que ni con Dudamel ni con Valencia tampoco mostró la solidez y contundencia que se esperaría de un equipo grande?
Se hace difícil hablar del rival en ese sentido. Más que buscar ventajas en ellos, estamos preocupados de lo nuestro. Debemos tener claro el funcionamiento que el profe quiere, las ventajas que sacamos acá. Siento que la presión la van a tener ellos, que son un equipo grande. Tienen jugadores que son extraordinarios como Pablito Aránguiz o el Chelo Cañete o un goleador como Larrivey. Son jugadores que pueden marcar diferencias en un segundo. Es ahí cuando tenemos que estar totalmente concentrados, porque, más allá de que no vengan haciendo las cosas bien, tienen esos jugadores que dan un plus extra. Suma a Mario Sandoval, que le pega de todos lados. Fui compañero suyo. Vinimos a jugar a El Salvador por Unión y pateó cinco o seis veces al arco. Debemos estar súper atentos, preocuparnos de lo nuestro y quedarnos con esos tres puntos.
Hace un par de semanas, Alejandro Camargo, que también enfrentó a la U, decía que sus jugadores están sintiendo esa presión externa que les manifiestan los hinchas, que a veces les cantan en contra, ¿el rival lee esos momentos?
Obviamente, uno se da cuenta. Incluso acá arriba se da cuanto están ahogados. A veces te preguntan cómo aguantamos el ahogo y uno explica que entrenamos todos los días acá. Uno va viendo cuando se cometen errores, la misma altura te lleva a cometerlos, a estar un poquito más lento que otras veces. Uno se va dando cuenta y tiene que tomar las decisiones y, en estos partidos así, ser inteligente. Por eso, insisto, lo importante es preocuparse de Cobresal y tratar de ganar el partido.
La defensa de Cañete
A Marcelo Cañete, ex compañero suyo en Cobresal, no le ha ido tan bien en la U. ¿Ha conversado con él para saber qué le pasa?
Sí. Siempre estamos hablando, porque tuvimos una buena relación acá, con él y su familia. Generalmente estamos conversando para darle ánimo por la situación que le ha tocado vivir, cuando ha sido criticado. Uno, como compañero y amigo, trata de tirarlo para arriba, porque sabemos la calidad de jugador que es, las condiciones que tiene. No está inventado ahí en la U, por algo llegó. Esta semana hemos estado hablando de él con mis compañeros, porque sabemos lo que juega, que acá arriba se sintió siempre cómodo, súper bien. Capaz que salga con alguna magia de las que nos tenía acostumbrados. Hay que tenerlo cortito, no darle ventajas ni espacios, porque sabemos que es un jugador muy importante cuando tiene confianza.
¿En la U no le han sacado provecho?
Las condiciones no las va a perder, obviamente. Nosotros lo pudimos ver acá y era prácticamente la mitad del equipo. Cuando él tomaba la pelota, nosotros le picábamos. Además, tuvo la suerte de tener dos puntas, como Felipe Reynero y Juan Carlos Gaete. Eso también le ayudaba mucho, porque es un gran pasador. Como te digo, hay que tenerlo cortito, porque puede sacar su magia y nos puede complicar.
Cobresal suma cuatro partidos sin ganar, ¿hay alguna explicación?
Es el análisis que hemos tratado de hacer. Empezamos ganando, jugando bien y de un momento a otro no sé qué nos pasa que decaemos, nos convierten en los últimos minutos, como nos pasó con Palestino, que hasta los 87′ se veía el partido cerrado y nos hacen un gol. Si no me equivoco, somos el equipo al que más penales le han cobrado en contra. Hay hartos factores que pasan la cuenta, pero hay que dejar eso atrás. Lo hablamos y no nos puede volver a pasar.
Por momentos, Cobresal es un equipo que ataca rápidamente, pero que se cae.
Es nuestro fuerte. Somos conscientes de que tenemos jugadores rápidos por las orillas. El Pipe, Gaete y nuestra figura, que para mí es Brayan Hurtado, que es un jugador muy importante para nosotros. Había ido a la selección de Venezuela y no tenerlo era una ventaja para los rivales. Nosotros, con Matías (Donoso) estamos ahí, a tiro de cañón. Cuando no estuvo él, estuve yo y pude convertir. Sabemos la importancia de Donoso, luchando, peleando cada balón. Siempre he dicho que es uno de los delanteros que ningún defensa quiere enfrentar, porque te choca, te mete arriba. Tenemos un complemento importante. Tenemos otros jugadores que juegan bien. Entonces, cuesta encontrarle explicación al por qué nos pasa esto en los últimos minutos. Está conversado. Sabemos que debemos tener más concentración desde los 80′ en adelante. Es de esperar que el sábado podamos estar a la altura de la circunstancia que estamos jugando.
¿Cuál es el mensaje de Gustavo Huerta?
Él busca la misma explicación, nos pregunta qué pasa. Táctiamente, trabaja mucho el orden defensivo. Cuando nos convierten, le duele más. Nos dice eso, que jugemos tranquilos, que tengamos la calma necesaria. A los delanteros nos exige aguantar más la pelota en esos momentos. Son hartas cosas en las que nos va ayudando y corrigiendo. Por eso imagino que le debe doler el doble cuando ve que nos hacen goles a última hora.
Y en términos de liderazgo, ¿cómo es? ¿golpea la mesa o es más reflexivo?
Es un técnico de una carrera larga. Entonces, sabe manejar los tiempos. Cuando decir algo y cuando no. Trata de omitir algunas cosas para no caer mal y perjudicar al jugador. Pero cuando tiene que cargar o poner la mano dura, la pone. No tiene el miedo de caerle a alguien. Y a cualquiera. No importa si tiene 35, 36 años o si tiene 19. Eso también es también es súper importante.
¿Qué rol juegan los más grandes, como usted, Donoso, González y algún otro?
Acá hay varios. Los dos arqueros son grandes igual, está Matías que se hace escuchar. Rolo está generalmente hablando. El Negro Salinas es importante desde la alegría. Y los que estamos afuera intentamos meter presión. Todos apoyamos. Hay otros más callados, como Reynero, Hurtado o Gaete. Son diferentes.
A todo esto, ¿cómo interpretó el regreso de Gaete? ¿Le tiró las orejas?
Sí, obviamente, siempre le estamos cayendo. Hay veces en que los jugadores tenemos nuestro lugar en el mundo. Él se siente bien acá, se siente cómodo. Bien, fuerte. Ahí uno tiene que tratar de apoyarlo, de desearle lo mejor. Es chico, es joven todavía. Está haciendo sus armas recién, aprendiendo de esto del fútbol, de ir a jugar a otro lugar, a uno de los grandes de Chile. Yo, de repente, me pongo en su lugar. Debe ser complicado, duro estar lejos. A lo mejor le pasó eso y acá se siente bien, feliz. Cuando llegó, fue prácticamente como si nunca se hubiese ido, porque por su personalidad todos lo recibimos bien. Puede dar mucho más.
Y él, ¿cómo lo explica? ¿Dice que se devuelve porque se siente cómodo en Cobresal o por otra razón?
Habla muy poco del tema. Nosotros, más en talla, se la tiramos. Cuando le hablamos en serio, se queda callado, trata de no hablar mucho. No es un jugador que cuente y hable muchas cosas de lo que le pasó en Colo Colo. Es un jugador súper importante para nosotros. Lo queremos siempre al 100 por ciento, porque nos va a ayudar mucho.
¿Cómo es el hincha de Cobresal en estas circunstancias?
Acá la gente siempre está apoyando. Comparado a otras partes, están constantemente tirando buena vibra. Es poca la gente que se ve en el día a día. Si uno va a la farmacia, se encuentra con un compañero. Si vas al supermercado, lo mismo. Y con los hinchas, igual. Tratan de apoyar, de aportar y de ser positivos para Cobresal. A toda la gente le gusta ver a este equipo en Primera. El minero siempre nos pide eso, que el equipo se mantenga, porque es lindo cuando vienen a jugar los equipos grandes acá. Le dan al trabajador otro plus. No todos son de Cobresal y la gente se motiva y va. Tenemos que cumplir con eso. La dirigencia es extraordinaria y nos da todo lo que necesitamos.
¿Es verdad que van al supermercado y compran de a poco para tener algo que hacer en la semana?
Sí, así lo hacemos. Igual muchos hablan de El Salvador, que cuesta, que es duro. Yo llevo dos años y vengo de Viña, nací en Viña, una ciudad grande. Me tocó jugar en Santiago, en el sur, que es totalmente diferente, y la tranquilidad que hay acá también te ayuda. Tengo familia y acá a las nueve de la noche ya no se siente bulla. Son cosas a favor. Estamos lejos, sí. A veces uno extraña ir a dar una vuelta a un mall. Jamás pensé que iba a decir esto, pero se echa de menos hasta un semáforo, pero tratamos de llevar bien el día a día. Con los compañeros nos juntamos harto, aunque ahora, con lo de los contagios, se nos complicó de nuevo.
Y en una ciudad así, ¿cuesta más sobrellevar momentos complicados en lo deportivo?
Uno está todo el tiempo pensando, analizando. Yo tengo un ejemplo claro. En mi último año en Ñublense peleamos por no descender a Segunda. Para un club como Ñublense, que tiene aspiraciones de siempre estar en Primera, era complicado. Era uno de los capitanes del equipo. Lo pasé mal, fue difícil. Tuve conversaciones con dirigentes que metían presión extra y uno tenía que hacerse responsable también. Era grande y tenía que ponerle el pecho y sacarlo adelante. Incluso los trabajadores del club también me hablaban, que Ñublense no podía estar en Segunda. Uno se ponía la mochila extra. Ahora nos metimos abajo de una, aunque siento que hay equipos que son peores que nosotros. Tenemos cinco equipos abajo nuestro y debemos ser inteligentes y jugar por eso.
Tiene 34 años, ¿cuanto le queda en el fútbol y qué le queda por hacer?
Espero que harto más. No he pensado todavía en retirarme. Puedo dar harto más. Uno siempre trata de prepararse bien. Me siento feliz. Todos los días le agradezco a Dios por permitirme estar ahí. Quiero seguir jugando, disfrutando. Mi meta es dejar a Cobresal en Primera.
¿Se alargó la vida útil del futbolista?
Sí. Ahora los entrenamientos son totalmente distintos. Antes se hacía más fondo. Ahora es todo con balón, de ahogar, de convivir con el ahogo. Eso nos va ayudando, porque es una forma diferente. Ahora se nos haría más latero trabajar el fondo. Ahora trabajamos mucha intensidad. Y eso ayuda bastante.
¿Donde fue más feliz?
En Ñublense. Nunca he valorado lo que conseguí allá. Algunos compañeros me dicen ‘Tatán, eres el goleador histórico de un equipo y fíjate cuantos son’. Ahí valoro lo que conseguí, pero como estoy activo y jugando en otros clubes, no le he tomado el peso. Lo logré en pocas temporadas. Soy evertoniano, pero Ñublense va a ser mi casa toda la vida. Fui feliz y lo pasé mejor.
¿Qué le faltó para llegar a un grande?
El momento estuvo. Supe dos años después de que hubo interés de la U cuando estaba en Ñublense, pero estábamos peleando abajo y había que quedarse, respaldar al equipo que me había abierto las puertas. No me arrepiento de nada. Para mí, Unión es un equipo importante. Tenía que estar allá. Me quedé en la B también. Tenía una oferta en México también, pero no me arrepiento de nada.
En el balance, ¿está conforme con su carrera?
Sí, feliz. Como se dice en el fútbol, hubiese preferido no mandarme tantas ‘chiflotas’ cuando era más chico. Siento que mi carrera la empecé con 23 o 24 años, en San Luis, cuando iba a nacer mi hija. Me tocaba jugar más atrás también, enganchado. La carrera la he disfrutado a concho y quiero seguir jugando, porque mi hijo, el Sebita, se está dando cuenta de que el papá juega.
La falta de ‘nueves’
En un país de pocos ‘nueves, si apuraba el desarrollo pudo haber sido una opción, ¿lo lee así?
Sí, pero hay que ser consciente también. Me tocó una generación extraordinaria, también. Yo soy un agradecido de ellos, por las alegrías que nos dieron. Me tocó una generación de puros cracks y uno sabía donde estaba también. Había que ser sincero y honesto. Uno jugando acá y el resto, en Italia, en los mejores equipos de Europa. Estaban muchos peldaños más arriba. Me hubiese gustado estar ahí. Con el biotipo que tenía y en el momento en que estaba en Ñublense, cuando peleaba la tabla de goleadores, quizás pude tener una oportunidad por lo menos de ir a conocerlos.
¿Por qué cuesta tanto encontrar centrodelanteros chilenos para la Selección?
Siempre he dicho lo mismo. El primer puesto que miran para ir a buscar jugadores afuera es el nueve. Siempre nos traen argentinos, uruguayos. No sé cómo lo verá el dirigente, pero hace eso. La primera carta de extranjero es el nueve, un central o un 10. Uno le va a pelear el puesto a cualquiera. A mí me han dicho que voy a ser alternativa y terminé jugando igual. La mentalidad es la que sirve. Pero nos ha costado, porque nos traen a alguno. Tengo que defender a mi rubro, a los chilenos.
¿Hay alguno que te haga pensar que tiene las condiciones?
Sí. Siempre estoy analizando. Hay uno que me gusta mucho, Maximiliano Rodríguez, de Huachipato. Es fuerte, grande. Siento que Mario Salas le va a ayudar un montón. No sé cómo trabaja, pero cuando lo vi jugar, lo vi fuerte, súper bien para ser joven. Para qué decir lo de Paredes. Me gustan Andrés Vilches, Diego Valencia. Hay chilenos que siempre estamos convirtiendo. Seis, siete goles por Campeonato. Carlitos Muñoz, Matías Donoso. Y eso a pesar de que no siempre tenemos continuidad.
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