La era de Ricardo Gareca al mando de la Selección Chilena comenzó con un abultado 3-0 ante Albania. En el partido amistoso jugado en Parma, el entrenador argentino tuvo una activa participación donde trató de impregnar a sus dirigidos con un juego caracterizado por el manejo del balón, el aprovechamiento de las bandas y la salida desde el fondo.
La performance del Tigre
En el compromiso jugado en tierras italianas, Ricardo Gareca quiso imprimir su sello desde el primer minuto. Mostrándose como un líder vocal, sus primeras instrucciones tuvieron a Mauricio Isla como el principal foco de recomendaciones tácticas. A los 2′ y a los 7′, le exigió que se cargara por la banda para recepcionar los pases en profundidad y pelotazos largos que cayeran por el carril derecho. El Huaso le respondió con dos incursiones en las cercanías del área albanesa.
La gran respuesta a su confianza llegó a los 19′. Eduardo Vargas aprovechó un balón que rebotó en la espalda de Elseid Hysaj para clavar el 1-0 y su tanto número 41 con la camiseta de la Roja. Con el grito de gol, Turboman retribuyó el llamado que le hizo Gareca cuando llevaba 2 años sin jugar en el Equipo de Todos y con un pobre presente en el Atlético Mineiro.
En los momentos posteriores a la apertura de la cuenta la expresión del seleccionador cambió. Se preocupó cuando Albania llegó por primera vez y se ofuscó de sobremanera cuando el equipo perdió el control de la salida. Para volver a recuperar el esférico y la administración del juego, el entrenador le pidió a Darío Osorio y Marcelino Núñez que fueran opción de pase y descargue. Se sentó en la banca, molesto, cuando vio que no surgió efecto.
En el segundo tiempo estuvo más tranquilo. No hizo modificaciones en el vestuario y decidió apostar por los 11 iniciales. Lo único que mantuvo fueron sus muecas y movimientos con las manos que indicaban la orden de mover el balón por las bandas y seguir saliendo desde atrás con seguridad.
Posteriormente, dejó que su cuerpo técnico tomara más protagonismo en las decisiones tácticas. Las primeras variantes con el buzo de la Roja fueron César Perez y Ben Brereton, en desmedro de Marcelino Núñez y Eduardo Vargas, su preferido en esta nómina.
Ya entrado los minutos finales, el Tigre decidió meter a la cancha a Marcos Bolados por Alexis Sánchez, un cambio que le trajo un rédito automático: el delantero de Colo Colo puso el 2-0 momentáneo en la primera pelota que tocó. Su segundo gran acierto de la noche.
En los descuentos, Víctor Dávila terminó la faena con un remate desde fuera del área y consolidó la primera victoria del transandino en la banca de Chile. En aquella anotación, Gareca no participó del abrazo con sus colaboradores y acabó el duelo pensativo y sin expresiones evidentes. Al pitazo final tuvo un tibio saludo con sus ayudantes.
Con esta actuación, Ricardo Gareca partirá rumbo a Francia con dos certezas: un estilo de juego que apuesta por la salida organizada desde atrás y el acierto en el retorno de los históricos de la Generación Dorada.