Seguro contra la violencia: el resguardo que toman los clubes y la ANFP ante el flagelo que el fútbol aún no logra desterrar
Los actores del balompié nacional se blindan frente a los desmanes que producen los barristas, cuyo último ejemplo son los excesos de la Garra Blanca en el Bicentenario de La Florida. La cobertura considera varios eventos.
En el estadio Bicentenario de La Florida el partido se acerca a su fin. Colo Colo lo gana con comodidad. Ya ha convertido tres de los cuatro goles que le marcó, finalmente, a Audax Italiano, en una victoria que, además, le servía como aliciente para enfrentarse luego a Alianza Lima, por la Copa Libertadores. En condiciones normales, se trataba de un resultado de eso que a cualquier hincha lo haría volver a casa con una profunda sensación de felicidad y, principalmente, en plena tranquilidad.
Pero no. La Garra Blanca vuelve a ser la excepción a la regla. O, derechamente, a situarse fuera de las reglas. Mientras buena parte del recinto ubicado en la avenida Enrique Olivares festejaba como se debía, la barra brava del Cacique elegía la peor forma posible. Los papeles que cayeron profusamente sobre el campo de juego, que primero fueron vistos como una anécdota, no eran tal. Finalmente, apenas eran el signo de los graves incidentes que habían producido los violentistas: salieron de dependencias municipales ubicadas cerca de las aposentadurías que ocupaban. Se trataba, en definitiva, de documentación oficial. Hubo, también, destrucción y graves daños.
Pago y seguro
Audax Italiano declaró que le tuvo que abonar $ 38 millones de pesos a la municipalidad de La Florida. Con dos objetivos. El inicial era hacerse cargo de los daños al recinto en que había vuelto a ejercer la localía. El segundo, igualmente importante, calmar la ira del alcalde Rodolfo Carter que, ni bien se registraron los daños, anunció que cancelaría el contrato de arriendo del estadio con el club, al que acusó de incumplir obligaciones en su rol de organizador del espectáculo, una tesis que, por cierto, los audinos refutan. En la práctica, la decisión obliga a la entidad que preside Gonzalo Cilley a deambular en la búsqueda de un escenario y a salir de una comuna en la que han estado afincados históricamente. Para peor, por responsabilidades comprobadamente ajenas.
El mismo Cilley explicó a El Deportivo el mecanismo que, al menos, permitiría que el club no sufriera un perjuicio que resultaría considerable para su economía. “El primer paso es un seguro contratado por la ANFP”, contestó, frente a la consulta relativa a si el monto sería traspasado a Colo Colo, considerando que fueron sus barristas quienes provocaron la destrucción que motiva la cuantiosa boleta. La explicación del directivo genera una inquietud inmediata: ¿De qué se trata el seguro contratado por la ANFP al que alude el mandamás del club de colonia.
La respuesta se torna un poco más compleja, considerando la naturaleza del producto y los efectos contraproducentes que temen que produzca el conocimiento de la contratación de un servicio de este tipo. Lo concreto es que los clubes y la ANFP están cubiertos por un seguro que cubre todos los riesgos materiales, lesiones y perjuicio económico que puedan sufrir durante el desarrollo de los encuentros e incluso en los hechos conexos que establece la Ley de Derechos y Deberes en los espectáculos de fútbol profesional. En la última categoría se consideran, por ejemplo, los banderazos y arengazos, manifestaciones que suelen realizar los barristas en la antesala de clásicos o partidos decisivos y que, en varios casos, han terminado en incidentes y destrozos.
El detalle
El seguro, operado por la compañía FR Group, surgió precisamente como una respuesta a las disposiciones legales que establecían la responsabilidad de los clubes en los eventos que organizaban hasta en un kilómetro a la redonda respecto de la ubicación de las boleterías. La cobertura difiere según la categoría en la que milite el club que la contrate. En el caso de los que militan en Primera División, alcanza las 67 mil UF (unos $ 3 millones de dólares). En el caso de los de la B, el monto baja a US$ 1 millón.
Como anunció Audax, los clubes ya han tenido que activarlo. Por ejemplo, Colo Colo recurrió a la póliza para cubrir los $ 200 millones que costó el derrumbe del techo del sector Cordillera en el Arengazo previo al duelo frente a Universidad Católica, en septiembre de 2022. Antofagasta reembolsó otros $ 200 millones por esa vía después de la destrucción que sufrió el estadio Bicentenario Calvo y Bascuñán en diciembre de 2021, con motivo de la visita de los hinchas albos. Los itálicos, de hecho, le pagaron a La Florida en los entendidos de que tenían que recomponer lo más rápidamente posible la relación con el municipio y de que los recursos volverán una vez que la aseguradora cumpla la tramitación respectiva.
El monto de la prima es manejado con estricta reserva. Sí hay algunas luces, como que los clubes que registran una mayor siniestralidad pagan más. En esa categoría, naturalmente, entran los de mayor convocatoria. “Es un programa anual. Lo contratan todos los clubes y la ANFP. La compañía da un valor y la ANFP distribuye el valor de la cuota. La ANFP prorratea según la siniestralidad. Cada club y la ANFP tienen una póliza distinta”, explica un conocedor del acuerdo. En cualquier caso, el monto se deduce de los ingresos que perciben las instituciones a cuenta de los derechos de televisación de los partidos. Como ocurre en todos los productos de esta naturaleza, contempla un deducible.
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