Alexis Sánchez va por otro desafío en Inter de Millán. Después de un año y 18 goles convertidos en Marsella, el chileno se pondrá la camiseta nerazzurra por cuarta temporada en su carrera, claro que con un ambiente muy distinto al que dejó en agosto de 2022.

Porque fue una decisión complicada, tanto para el club como para el delantero, quien hace rato coqueteaba con la opción del retorno, según reconoció a comienzos de semana el director ejecutivo de club italiano, Giuseppe Marotta.

Pero el jugador está consciente de la situación que lo espera en su vuelta al equipo. Si bien logró demostrar su plena vigencia, tras ser considerado el mejor jugador del OM en la pasada temporada, lo cierto es que llega un año más viejo al club que le dio la salida el año pasado.

Un nuevo escenario que ya discutió con el mismo técnico quien permitió su salida y también lo recibirá ahora en la capital lombarda: Simone Inzaghi. Ambas partes ya discutieron el nuevo papel del atacante en el actual proyecto del club.

Conversación abierta en la que el jugador dijo estar dispuesto a tratar de ganar más espacio del que tuvo en la única temporada del entrenador italiano en la banca. Sin embargo, también le pidió igualdad de oportunidades con el resto de sus compañeros, siempre en base a la eficiencia de cada ariete en la dinámica del equipo.

Decisión riesgosa para el tocopillano, quien precisamente se marchó de este mismo club en busca de los minutos que le fueron postergados con el mismo entrenador, quien le dio solo el 28% de los minutos del total del equipo.

Un nuevo proyecto

Lo cierto es que Sánchez encontrará un equipo muy diferente al que dejó en 2022. Un proyecto nuevo, con muchos jugadores de recambio, más empeñado en bajar los costos del plantel que los fichajes rimbombantes que llegaban al centro de entrenamiento de Appiano Gentile.

Es más, esta es la temporada en que la sociedad gastó menos dinero en fichajes en los últimos diez años, entre compras de pases y valores de préstamo, después de invertir poco más de 36 millones de dólares, menos de la mitad respecto de la temporada pasada.

Un modesto mercado en el que se puso énfasis en la zona defensiva tras la compra del pase del volante de contención albané Kristjan Asllani (US$ 11 millones), el zaguero alemán Yann Bisseck (US$ 7,5 millones), el arquero suizo Yann Sommer (US$ 7 millones) y el volante italiano Davide Frattesi (US$ 6,5 millones); como grandes precios.

Menos competencia

En ese escenario, la competencia de Sánchez en delantera parece no ser tan complicada como en períodos anteriores en el mismo equipo. Las partidas del bosnio Edin Dzeko a Fenerbahçe turco y el regreso del belga Romelu Lukaku a Chelsea, dejan un vacío enorme en el ataque interista.

Al margen de la eterna titularidad del argentino Lautaro Martínez, el tocopillano tendrá dos grandes competidores en esta nueva etapa. La llegada del austríaco Marko Arnautovic como número 9, cedido desde Bologna es una de las amenazas.

Sin embargo, la más importante está en los pies de Marcus Thuram, el francés llegado desde el Borussia Monchengladbach de Alemania, quien fue parte del plantel de los Bleus que jugó la final de Qatar 2022.

El galo, quien arribó a costo cero desde el cuadro germano, fue una de las grandes ocasiones del último mercado europeo y decidió su llegada al Inter, gracias a la astucia del director Giuseppe Marotta. El hijo de Lillian, campeón del mundo en el ‘98, uede jugar como puntero pro la izquierda y por el centro.

Un escenario más agorero para el atacante nacional, quien eligió con pinzas la oportunidad de regresar al equipo que perdió por la mínima la última final de la Champions League.

El Deportivo