Serena Williams va por el récord ante la debutante Osaka

Naomi Osaka
Naomi Osaka, en la semifinal ante Keys.

Mientras la californiana buscará igualar la plusmarca de coronas de Grand Slam, la japonesa (20 años) será la primera jugadora de esa nacionalidad en una final de un torneo de la máxima categoría.



Serena Williams y Naomi Osaka disputarán este sábado la final del Abierto de Estados Unidos, un encuentro para la historia en el que la estadounidense buscará convertirse en la jugadora más condecorada de todos los tiempos y la nipona tratará de sumar el primer Grand Slam de una tenista japonesa.

En el encuentro que abrió la velada del jueves, Serena pasó por encima de la letona Anastasija Sevastova para avanzar a su novena final del US Open y 31ª de un torneo "mayor", pudiendo igualar los 24 títulos de la australiana Margaret Court en Grand Slams.

Williams, decimoséptima sembrada un año después de ser madre y seis veces campeona en Nueva York, remontó un quiebre temprano para acabar ganando el partido en sets corridos de 6-3, 6-0 en una hora y seis minutos.

"Es increíble. Hace un año estaba luchando literalmente por mi vida tras haber tenido un bebé. Ahora estoy muy agradecida simplemente por tener la oportunidad de jugar este deporte", comentó Williams emocionada tras el choque.  "Ahora cualquier cosa es una victoria. Y esto no hace más que empezar. He vuelto hace unos meses. Esto es solo el comienzo, estoy muy emocionada", agregó.

La estadounidense acaricia ahora un objetivo ansiado desde hace tiempo: igualar a Court como la tenista más laureada de siempre. Y lo tiene al alcance de su mano. Ya lo rozó en la final Wimbledon hace unos meses, pero entonces se entrometió la alemana Angelique Kerber, eventual campeona.

Ahora, frente a Osaka, intentará levantar un título que se le escapa desde 2014.

Sevastova no fue rival porque, en su séptimo torneo después de ser madre, la norteamericana ha demostrado que vuelve a ser la misma que la llevó a dominar el circuito durante la última década.

Y eso que la letona lo intentó e incluso arrancó mejor que su oponente, con un quiebre inicial que le ponía la primera manga de cara. Pero Williams volvió rápido ante una contrincante desconocida para ella. Del 0-2 inicial al 6-3 y 6-0 final, una serie de 12 juegos consecutivos con cuatro saques directos, 64% de acierto con su primer servicio y 30 golpes ganadores que ayudan solo en parte a explicar su superioridad en la contienda.

La letona, totalmente superada en su mejor resultado en un Grand Slam, abandonó la pista cabizbaja, con la sensación de no haber podido competir más que durante unos minutos al principio del choque.

Luego, la nueva Serena volvió a ser la antigua Serena para firmar su 31ª final de un Grand Slam, con un balance previo de 23 triunfos y solo siete tropiezos, y marca de 6-2 en el US Open.

En tanto, Osaka, de madre japonesa y de padre haitiano, salvó 13 puntos de quiebre y superó sin atenuantes a la local Madison Keys, finalista de la edición pasada, por 6-2, 6-4, en una hora y 26 minutos de juego.

La nipona, quien el próximo 16 de octubre cumplirá 21 años, se enfrentará a su ídola el sábado, luego de haber hecho historia el jueves al ser la primera japonesa en llegar a la final de un Grand Slam. "Te quiero", le dijo Osaka a su próxima rival unas horas antes de medirse a ella, cuando el periodista a cargo del diálogo tras los partidos le preguntó qué mensaje le enviaría a Serena.

¿La clave para haber superado 13 puntos de quiebre? "Estaba pensando: 'quiero jugar contra Serena'", reconoció Osaka."¿Por qué?", preguntó el periodista. "¿Por qué? Porque es Serena!", respondió ella riendo y visiblemente emocionada.

En un choque en el que ninguna de las dos brilló a su nivel habitual, Osaka hizo acopio de serenidad, aprovechó tres de las cuatro bolas de ruptura de las que gozó y, sobre todo, supo gestionar las 13 en contra que tuvo para sumar el mayor triunfo de su carrera, unos meses después de coronarse también en Indian Wells.

Ahora, Serena, de 36 años, contra Osaka, de 20, en una final histórica pase lo que pase. En una final entre el presente y el futuro del tenis mundial.

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