"Dios es la razón por la que estamos en esta posición como familia. Entonces, si él nos ayudó a llegar hasta aquí, depende de nosotros representarlo con clase en el estado, en la cancha, donde sea". El mensaje escrito por Sonya y enviado a un grupo especial de WhatsApp, compartido por ESPN, no era solo uno más de los que acostumbra a enviar a sus hijos antes de sus partidos. Seth (28 años) y Stephen (31) lo recibieron, pero no se desearon suerte. Los Curry estaban a punto de iniciar la final del Oeste en la NBA y su madre era la más emocionada. Y ellos, los primeros hermanos que se enfrentan en una definición de conferencia en la historia del mejor básquetbol del mundo.
Dos realidades opuestas. Stephen es figura en Golden State. Fue escogido séptimo en el draft 2009 tras su paso universitario. Nueve temporadas, tres anillos y dos títulos mundiales después, está a un triunfo de jugar su quinta final nacional.
Enfrente está Portland, donde el menor de los Curry tiene un rol más discreto. Desde la banca se ha tratado de hacer un lugar como suplente de Damian Lillard. Difícil misión. No imposible para el resiliente Seth, quien se ha hecho notar como el de mejor porcentaje de aciertos de triple de su equipo. La sangre tira.
Su camino fue más largo para llegar a la NBA. Se inscribió sin suerte en el draft de 2013. Pese a eso, Golden State le dio una oportunidad. Arrepentidos, cortaron con Seth tras la pretemporada. La Liga de Desarrollo de la NBA le acogió ante el rechazo. Luego deambuló sin éxito ni continuidad. Disputó cuatro partidos entre 2013 y 2015 en tres equipos diferentes (Memphis, Cleveland y Phoenix). Después vino Sacramento (44 PJ) y Dallas (70 PJ), para finalmente fichar por los Trail Blazers en 2018.
La primera final de conferencia para Seth; la cuarta de Stephen. La Familia Real, como les apodó Steve Kerr, coach de los Warriors, no se ha guardado nada. "He visto todos los juegos de Steph. Así que sé algunas de las cosas que le gusta hacer", dijo el menor. Y tras la gran defensa que hizo en el segundo juego, el mayor le catalogó "como una mascota que te persigue por todos lados".
También se han salido de protocolo. Cuando quedaban dos minutos de la segunda final y Stephen había tirado el primero de los tres tiros libres que tenía, Seth, rompiendo la indiferencia que reina entre rivales, le susurró "eso es 70 en fila", por su acierto y para desconcentrarlo. El de Golden State le respondió pícaro: "está bien, ahora van a tener 72", para luego anotar los puntos. "Estaba tratando de meterme en su cabeza y hechizarlo", confesó después, entre risas, el de Portland.
La casa está dividida. La relación, eso sí, es buena. El dilema es para sus padres, quienes antes de la serie rieron diciendo que tirarían una moneda para elegir a quién apoyar. Un problema para los Curry, pero, como dijo el compañero de Stephen, Klay Thompson: "Este debe ser el mejor problema que podrías tener como familia". El cetro del Oeste está en juego.