Alejandro Tabilo vive el mejor momento de su carrera. Este año ya ganó el ATP 250 de Auckland en cancha dura y hoy está instalado en las semifinales del Chile Open, lo que desde ya le garantiza alcanzar su mejor ranking, pues desde este lunes al menos será 45 del mundo. Sin embargo, ese camino al éxito estuvo lleno de obstáculos en el comienzo.
Nacido y criado en Toronto e hijo de madre y padre chilenos, Jano creció una casa llena de costumbres criollas, por lo que siempre quiso representar al país. Como reza el dicho, la sangre tira y vaya que tiró en este caso. La conexión con el país siempre ha estado. Su padre, Ricardo, comentó hace algunos años a El Deportivo que en un amigo secreto hubo que pedir un deseo y el de su hijo fue jugar tenis por Chile: “Yo tenía un grupo folklórico y ensayábamos en mi casa, por lo que el Jano siempre se relacionó con lo chileno. Además, fuimos los primeros en tener televisión de allá, por lo que todos iban a la casa a ver los partidos de Chile”.
Con una carrera prometedora y con un paso de cuatro años en la Academia de Nick Bollettieri, Tabilo se convirtió en una interesante promesa del tenis y si bien defendió a Canadá en los primeros años, sabía que en algún momento tenía que cambiar de bandera. Eso sí, su progenitor tenía dudas sobre eso. “Con Alejandro teníamos un trato, que consistía en que cuando se metiera en el top 400 iba a jugar por Chile, porque si estaba muy abajo lo iban a chaquetear. Sin embargo, esta idea no le gustó mucho”, recordaba.
No obstante, todo cambió en 2016. Justo después de la serie que se jugó entre Canadá y Chile en Halifax, se llevó a cabo un Futuro en el país norteamericano en superficie dura indoor y por esos caprichos de la vida se cruzó con un chileno. “Le tocó enfrentar a Nicolás Jarry. Entonces, le dije: ‘Si le ganas, hacemos los trámites y juegas por Chile’. Entró como una máquina y le ganó”. En efecto, el resultado fue 7-6 (6) y 6-4 para el zurdo, que en ese momento ocupaba el puesto 856, mientras que Nico era el 423.
Sin reencuentro
Finalmente, en ese torneo llegó a semifinales, y poco a poco comenzó el despegue de su carrera. También en esos años, su físico era un gran problema para llegar más lejos, pues pesaba cerca de 100 kilos, por lo que comenzó un duro proceso de transformación apenas se sumó a la Academia Alto Tenis, al mando de Guillermo Gómez, su entrenador hasta el día de hoy.
Esta tarde enfrentará enfrentará al polémico francés Corentin Moutet, quien eliminó a Jarry, quien luego de esa derrota en Niágara, ganó los tres encuentros restantes, todos a nivel de challenger y sobre arcilla. Sin embargo, esta vez las dos mejores raquetas del país no se medirán por primera vez en un torneo ATP. Para Tabilo será la oportunidad de meterse en el top 40 y de alcanzar por primera vez la definición en Santiago. Y, de paso, vengar a Jarry.