Aunque en la cancha de La Pintana hay jugadores de hasta dos metros, Belén Carvajal (37), que no mide más de 1.60 metros, es quien más resalta sobre el gramado. La árbitra internacional fue protagonista del empate entre Melipilla y Copiapó (1-2), donde se transformó en la primera mujer en dirigir un duelo profesional en la segunda categoría del fútbol chileno.

Vestida de calipso y negro, pelo tomado, de un rostro serio, casi enojado, la jueza supo hacer retumbar su silbato e instrucciones, aunque no sin complicaciones: la cuestionaron y le gritaron por sus decisiones, nada nuevo para una de las funciones más ingratas del fútbol.

La participación de la profesora de Educación Física y prontamente kinesióloga causó tanto interés que incluso las autoridades llegaron a verla en acción. El presidente de la ANFP, Pablo Milad, junto a la alcaldesa de la comuna, Claudia Pizarro, estuvieron en la tribuna para verla en acción.

Pero el desempeño de Belén estuvo muy lejos de pasar desapercibido. De hecho, dos de los tres goles del partido llegaron gracias a los penales que cobró de lado y lado. Siempre en buena posición, primero sancionó para el local (45′), permitiendo que Gonzalo Sosa convirtiera desde los 12 pasos. “Estás para ayudarla, no para cagarla”, reclamó el espigado Stefan Pino al cuarto árbitro, Jorge Oses, quien le aconsejó cobrar. La presión fue constante hacia la terna, con los jugadores implícitamente buscando desacreditar, al calor del juego, el rol de la jueza. Pero Belén estuvo lejos de intimidarse.

Al iniciar el complemento, el forastero reclamó un penal, pero ella no lo vio. Pese a las enfurecidas quejas, se mantuvo estoica y continuó dirigiendo, aunque minutos más tarde sí llegaría para Copiapó, esta vez cobrando sin dudar. Juan Jaime, a los 63, fue el que empató para los nortinos.

A Carvajal solo le faltó mostrar una tarjeta roja para que todo hubiese ocurrido en su debut como jueza principal en la Primera B. Mostró siete amarillas, dos para Melipilla y cinco para Copiapó, abultadas pero necesarias en un duelo que finalmente terminó dando vuelta el forastero y, que más allá del resultado, pasó a la historia por marcar un nuevo hito en el deporte profesional chileno, y sobre todo en la lucha por la igualdad de género.