Nueva York está teniendo un final de película. En la Gran Manzana no solo se compite por quién será un nuevo campeón de Grand Slam, sino que también por conocer al próximo número uno del mundo. En esa arista el nombre de Casper Ruud (7°) aparece con fuerza: hoy se transformó en el primer semifinalista del US Open.
El noruego venció de forma inapelable a Mateo Berrettini (14°) en cuartos de final y consiguió por segunda vez en la temporada llegar a semifinales de un grande. En Roland Garros llegó hasta la final y ahora en el Abierto de Estados Unidos espera alcanzar su primer título de Grand Slam.
Un hito que también lo llevaría a ser el número del ranking ATP. Pero para aquello aún falta, ya que Ruud no corre solo. Por live ranking Nadal es el actual monarca del tour, pero el balear ya quedó eliminado de la Gran Manzana. Eso hace que el noruego y Carlos Alcaraz dependan de ellos mismos para finalmente aparecer en lo más alto el próximo lunes.
Ruud ya está en semifinales y Alcaraz deberá jugar un partido complicadísimo para Jack Sinner para poder seguir con vida en el US Open, por lo que la primera chance la parece tener el nórdico. De hecho, si el español cae en cuartos de final (Sinner lo ha superado dos veces en los últimos dos meses), el noruego solo necesitará hacer final para transformarse en el 28° jugador en ser número uno en la Era Abierta.
Un partido sencillo en cuartos
El duelo ante Berrettini destacó por la simpleza con que Ruud consiguió cerrar el marcador a su favor. No cedió sets y celebró gracias a un 6-1, 6-4 y 7-6(4) luego de dos horas y 36 minutos de batalla.
Clave fue que el escandinavo siempre entró mejor a jugar los sets. Incisivo, en la primera manga logró quedar 5-0 a favor y en la segunda 5-1. Así fue imposible para el italiano contrarrestar a un jugador que está en un momento de confianza total.
Ahora deberá esperar por el ganador del duelo entre Nick Kyrgios (25°) y Karen Khachanov (31°), dos jugadores con un estilo muy similar al tano, por lo que Ruud ya sabe lo que tendrá que hacer para acariciar la final del US Open (y quizás el número uno).