Que la U ha mejorado, no caben dudas. Al menos se ordenó. Frank Kudelka encontró la fórmula y su equipo se volvió, al fin, confiable. Ahora juega. Y, aunque puede gustarle o no a la crítica y a los hinchas, los estudiantiles hoy sí tienen un libreto claro. El DT dio con la oncena y, tras una larga búsqueda, halló también el camino para poder desarrollar de buena manera una idea.
En ese contexto, uno de los hombres clave del repunte del equipo es Rafael Caroca. La incursión del jugador en la titularidad durante los últimos cinco partidos coincide con los cuatro triunfos en línea de los azules en el torneo (el otro es la caída ante Palestino en la revancha de la semifinal de la Copa Chile). El volante aportó el equilibrio que no apareció en los primeros duelos del DT y, con despliegue, presencia y buen fútbol, se adueñó de la zona media.
El adiestrador entendió, aunque tarde, que con Seymour no tendría nunca un equipo balanceado (ni menos preciso) y Caroca, paciente, esperó su chance. Así, en un par de meses, pasó de no ser considerado o ingresar en los últimos minutos, a convertirse en uno de los inamovibles en la recta final del campeonato.
"Ha mostrado sus ganas y su nivel en cada partido. Con jugadores como él uno se siente bien", lo alabó ayer Gonzalo Espinoza. Y es que Caroca ha hecho valer su relevancia y, en los cuatro duelos que suma como estelar, ha logrado consolidarse como uno de los más influyentes en la recuperación y en el posicionamiento en campo rival (con altos porcentajes de precisión en la entrega y en los duelos individuales). Y mientras en Azul Azul deben definir si sigue o no, desde su entorno dicen que nadie se ha acercado. Y es un hecho que ya rechazó propuestas de Unión Española e Iquique.
Él mantiene la calma. Y la esperanza de seguir al menos un año más. Confiando en mantener su buen nivel y, de esa forma, seguir exhibiendo en la cancha los argumentos con los que clama por la renovación.