La victoria de Chile a Irlanda en el segundo partido del Mundial de Hockey Césped es un hito histórico para la disciplina en el país. No solo es el primer festejo de la nación en una cita planetaria, sino que también es un partido que refleja el resultado de una revolución y del sacrificio realizado por todos los que forman parte de la llamada familia del hockey.

Una preparación que analiza Walter Kramer, ex presidente de la Federación Chilena de Hockey sobre césped, y uno de las personas clave detrás del éxito de las Diablas, ya que durante nueve años estuvo al mando de la federación, dejando el cargo hace dos meses. Su plan estratégico cambió la realidad de este deporte en el país y comenzó un viaje que está viviendo un momento soñado en los Países Bajos. Pero para llegar a eso pasaron por una ardua preparación.

Entrenaban entre siete a nueve veces por semana, en doble jornada. Lo tenían que hacer en distintos puntos de la ciudad, porque la cancha del Nacional no está lista. Eso ha significado un perjuicio porque se suponía que la cancha iba a estar en marzo, por motivos que entendemos no se pudo, pero igual nosotros no teníamos acuerdos con los clubes para arrendar sus instalaciones y ahí se nos complicó porque tuvimos que salir a buscar lugares. Entonces hubo un rompecabezas para conseguir horas en distintas canchas y poder llegar con rodaje al Mundial”, comienza relatando Kramer, quien siempre destaca la buena voluntad de los clubes privados para ayudar a la selección.

También dentro de esa preparación estuvo una gira que realizaron en Argentina durante abril, la cual permitió a Las Diablas a codearse con el más alto nivel. Una en la que estuvo presente Cachito Vigil, head coach de Chile, y gran rostro de esta generación dorada del hockey nacional.

Un elemento al que Kramer destacada sin rodeos. “Es un referente a nivel mundial. En las transmisiones el 30% de lo que hablan los comentaristas es de él. Entonces si un monstruo de esa talla te viene a entrenar, tú le crees lo que te diga. Tuvo un efecto muy importante en generar ese apetito de nuestros atletas de tratar de llegar y acercarse al profesionalismo. Hoy hay tolerancia y conciencia con el proceso. Hay jugadoras que postergan sus carreras para jugar por Las Diablas”, destaca el presidente de la FEHOCH.

Pero aquella “postergación” trae dudas que son inevitables. ¿Cómo se financian las jugadoras? ¿En Chile se gana dinero por jugar hockey? Preguntas que abordan una problemática mayor y que el mismo Kramer admite que tiene que mejorarse, ya que el financiamiento no es total y muchas veces requiere que incluso adapten ciertas ayudas.

Ese es el caso de la Beca Proddar. Una que en el Hockey ha servido como aporte para proyectos, más que para individualidades. “Esta ayuda tiene una lógica individual, pero nosotros somos una familia, entonces siempre fue complejo porque era a nombre y rut. Así que la familia del hockey ha tenido un acuerdo de caballeros, en la cual esa beca rara vez se ha usado como un sueldo personal, sino que casi siempre se ha usado para complementar la preparación en el alto rendimiento. Se ha usado para comprar temas nutricionales o para cambiar el palo de hockey. En múltiples ocasiones la hemos usado de común acuerdo con los equipos para financiar ciertas partes de giras o torneos en los que con el apoyo del Gobierno no llegabamos”, confiesa el dirigente, que este viernes viaja a Europa para acompañar al plantel.

Y es que según palabras del directivo, el apoyo gubernamental muchas veces se queda corto, principalmente porque al nivel en el que compiten Las Diablas los planteles deben ir acompañados de muchos profesionales, a los cuales no se les considera. Ahí entran en escena kinesiólogos, psicólogos y masajistas.

Además reafirma que la decisión de transformar esta beca en un concepto comunitario se da porque “el equipo va cambiando, entonces cual sería el sentido por ejemplo de que una jugadora retirada siga cobrando la beca. Entonces desde ahí se da la lógica de un grupo colectivo, de un pozo que es de Las Diablas”.

(IND)

La expansión

Kramer sabe que para que el dinero llegue a la Federación, el deporte debe crecer. Una masificación ayudaría a todos los planos, transformando al hockey en una disciplina referente. Por eso se muestra muy orgulloso de la iniciativa que la Federación, junto a dos fundaciones, realiza en distintas comunas de bajo ingreso.

“A principio de año armamos una mesa de trabajo que hoy nos tiene con talleres municipales de hockey en Lo Prado, Independencia y Peñalolen, con planes incluso de seguir expandiéndonos. No damos abasto, los talleres se llenaron y eso es oro para Chile en términos de seguir creciendo”, comienza relatando Kramer.

Un proyecto ambicioso, que siente que va a ayudar a que nuevas promesas lleguen al hockey. “El día de mañana cuando esos jóvenes vean que a través del deporte, y el hockey en particular, tienen un camino para eventualmente volverse competitivos e irse incluso a Europa, aspirar a jugar Mundiales, Copa América, ahí vamos a haber llegado realmente. Hoy día estamos en el Mundial, pero cuando de verdad lleguemos va a ser cuando ocurra eso. Cuando no haya 10 mil, sino 100 mil personas jugando”, lanza.

Una visión en donde la cita planetaria toma un valor muy fuerte en cuanto a la masificación. “El Mundial es la clave. Cuando nosotros iniciamos en 2013 con muchos problemas económicos y ordenamos la casa, lo primero que hicimos fue ir a pedir el Mundial, el de damas. Me miraban y me decían que estaba loco, pero el plan estratégico era traer a los mejores del mundo para que los chicos vieran y pudieran tener espejos en los cuales motivarse. Estar ahora en Países Bajos, tiene que ser para las niñas que están jugando en Independencia hace cuatro meses, un tremendo motor. No tengo dudas que se va a hacer más conocido, más querido y más jugado”, destaca.

Una ilusión que se ha ido forjando con trabajo, dedicación y entrega. Las Diablas están en la élite porque ellas lo creyeron, cuando nadie más lo hacía. Ahora se codean con las mejores del mundo, pero la mirada sigue estando puesta en Chile. En las comunas donde el hockey no se ha explotado, en las futuras generaciones. Son una familia muy unida, pero que espera ansiosamente a nuevos integrantes.

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