Si la U no anota en el primer tiempo, no marca más. Es la tónica que se ha dado en los primeros siete partidos del Campeonato y los dos por la Copa Libertadores, en los que los pocos goles que ha celebrado el conjunto estudiantil (ocho) se han producido en la primera etapa (ver tabla adjunta).

Hay que remontarse a la campaña de 1991 para encontrar una situación similar en el torneo nacional. Esa vez, el registro contempló ocho encuentros seguidos sin goles en el complemento entre el 5 de mayo y el 18 de agosto. La U solo anotó en cuatro encuentros.

"A la U lo que le falta es jerarquía. Si no está Beausejour, se nota. El único que ha rendido es Matías Rodríguez, que es uno de los goleadores siendo lateral. La U entró en una crisis emocional. Se crea oportunidades, pero falla en el finiquito. Si convirtiera dos o tres en el primero, jugaría más tranquilo en el segundo tiempo", apunta Roberto Reynero, miembro del equipo que vivió la anterior racha.

El exfutbolista también observa una merma en el rendimiento físico en las segundas etapas. "Se nota un bajón en los segundos tiempos que podría estar pasándoles la cuenta. Cuando no está saliendo nada, todo se viene encima", añade.

Otro aspecto que está relacionado con el fenómeno es la escasa eficacia de sus atacantes. De la nómina de delanteros, sólo dos se han manifestado en el marcador: Leandro Benegas frente a Cobresal y Nicolás Guerra ante Huachipato. Siempre en la primera mitad.

"Lamentablemente los delanteros han estado erráticos. La U ha mejorado. Ahora llega, pero no concreta. El problema mayor hoy es el finiquito", dice Miguel Ángel Gamboa, goleador azul a principios de los 80. "No creo que haya un bajón físico. No hay una receta para esto. Se puede trabajar todo el día, pero en los partidos es diferente. Los delanteros solo están en una mala racha", cerró.