La semana pasada, nada más volver a la actividad del fútbol en Portugal, el Benfica dio un paso en falso en la definición por el título. Justo cuando el Porto había caído ante el Famaliçao y les abría una opción para quedarse en solitario con la punta de la competencia lusa, las Águilas empataron sin goles frente al Tondela. El resultado, inesperado por la condición secundaria del rival, que ocupa el 13er puesto de la tabla de la liga, exasperó a los fanáticos, que atacaron el bus a piedrazos. Dos jugadores resultaron heridos.

El partido se había jugado sin público, pero los barrabravas se agruparon en las inmediaciones del estadio Da Luz. Ahí esperaron la salida del vehículo después del compromiso. Los futbolistas Julian Weigl y Andrija Zivkovic sufrieron lesiones. Ambos emitieron mensajes a través de Instagram, mostrando las consecuencias de la barbarie. “Nos gustaría informarles que estamos bien. Desafortunadamente, este comportamiento es injustificable. Sin embargo, continuaremos luchando por el Benfica y daremos todo”, publicó el serbio Zivkovic. “Todos cometimos errores, pero hubo una línea que se cruzó. ¿Apedrear un autobús sin importar si alguien está lesionado? ¡Sé que los verdaderos fanáticos del Benfica no son así!”, añadió el alemán Weigl.

No fue la única manifestación violenta. Además, las casas del entrenador Bruno Lage y los jugadores Grimaldo, Rafa Silva y Pizzi fueron rayadas con mensajes amenazantes y groseros. El club no se reservó adjetivos. “Repudiamos y condenamos la lapidación criminal que sufrió el autobús de los jugadores al final del partido contra el Tondela. Garantizamos, además, nuestra plena colaboración con las autoridades en su esfuerzo por identificar a los delincuentes responsables de estos actos criminales”. La federación y la Unión de Jugadores también condenaron los ataques. Un aviso para lo que puede ocurrir en otros lados. Por ejemplo, en Chile.

En Chile, la situación preocupa. Aunque la reanudación del Campeonato Nacional aún no tiene una fecha definitiva, durante el receso obligado por el coronavirus se han realizado varias reuniones entre la ANFP y Estadio Seguro para ajustar el plan preventivo para cuando los partidos vuelvan a disputarse, aún cuando, como en Europa, no haya público en las gradas. En el gobierno admiten que la aglomeración de fanáticos, con el consiguiente peligro de que se produzca algún exceso, es un escenario posible y que se va a trabajar en torno a él. El primer foco estará puesto, eso sí, en los entrenamientos, donde también se prevé que se puedan juntar algunos seguidores. El regreso del torneo aún es visto como una situación todavía lejana, aunque igualmente durante la inactividad ha habido contactos con los clubes y con la entidad que encabeza Sebastián Moreno.

Carabineros y los clubes completan la mesa que habitualmente discute la organización de los espectáculos y la seguridad en torno a ellos. Todos deben rendirle cuentas al gobierno, a través de las gobernaciones e intendencias. “Hay conversaciones con los clubes, con las autoridades sanitarias y de seguridad. Se está trabajando en el retorno desde todos los ámbitos”, responde la ANFP a La Tercera a través de un portavoz.

La policía uniformada será un actor fundamental para evitar situaciones como la que le afectó al Benfica. “Las calles son un espacio que siempre ha cubierto Carabineros”, explican en Quilín. Las evaluaciones técnicas de la fuerza pública son claves en la planificación de los dispositivos vinculados a los encuentros, una consideración que se mantendrá, al margen de que los duelos se disputen sin espectadores en la primera etapa del plan de retorno a la actividad. “Ha habido varias reuniones, como siempre, entre Estadio Seguro y la ANFP”, refuerzan.