¿Sirve el remedio para la enfermedad de la U? La traumática experiencia de los refuerzos azules con el descenso

Ronnie Fernández se lamenta durante el Clásico Universitario.
Ronnie Fernández se lamenta durante el Clásico Universitario. (Foto: Marco Muga/AgenciaUno)

Este año, con una campaña que lo tuvo al borde de perder la categoría a cuestas, los laicos introdujeron nuevas caras al plantel. Buscaban soluciones, pero se encomendaron a varios jugadores que tenían un historial complejo en la materia. Tres, de hecho, provenían de equipos que ocuparon el sótano de la tabla en 2021.



En la temporada pasada, Universidad de Chile estuvo a minutos de descender. No hay hincha azul que no recuerde una imagen que, a estas alturas, vuelve a cobrar vigencia. Se jugaban los últimos minutos del encuentro frente a Unión La Calera y, al borde de la cancha, Cristián Romero, el técnico que había tomado el fierro caliente que significaba terminar una campaña que encaminaba a perpetuarse en la historia negra del club, se mostraba resignado. Entregado. Relojito les gritaba a sus jugadores que, al menos, terminaran bien el partido ante los cementeros. Apuntaba, derechamente, a irse de la Primera División, por segunda vez en la historia, con la frente en alto. Estaba en eso cuando se produjo el milagro. Ramón Arias y Junior Fernandes, en el tercer y cuatro minutos de tiempo agregado, anotaron los goles de la victoria que salvó la historia estudiantil ante la increíblemente nula oposición de la defensa calerana.

La U suspiró aliviada. La consideración abarca desde la dirigencia de Azul Azul hasta el último hincha estudiantil. Todos consideraron que el angustioso momento no se podía repetir. El equipo universitario completaba su tercer año vinculado al sótano de la tabla. La reestructuración se hacía indispensable. Los fanáticos daban por descontado que se realizarían todas las gestiones posibles para armar un plantel competitivo, que alejara los fantasmas. Diez meses después, sin embargo, la U vuelve a estar en problemas. Hoy, de hecho, disputa frente a Coquimbo Unido un partido que adquiere características de final. El que pierda, estará seriamente complicado con la posibilidad de caer a la B.

Refuerzos dudosos

La lógica de los seguidores laicos era simple: había que reforzar el equipo para no volver a pasar malos ratos. La dirigencia fue incluso más allá. El entonces director deportivo del club, Luis Roggiero, buscó darle su sello al proceso y reclutó al técnico Santiago Escobar, a quien conocía desde su paso común por el fútbol ecuatoriano. Sin embargo, la estructuración del plantel, derechamente, no fue en la misma línea. La U dejó partir elementos experimentados. Se fueron, por ejemplo, Ramón Arias y Joaquín Larrivey, por citar a quienes más se esforzaron por mantener un buen nivel, y otros jugadores de recorrido, como Osvaldo González y Gonzalo Espinoza. Virtualmente, lo que en el fútbol se denomina la columna vertebral de un equipo.

Se daba por descontado que la dirigencia haría un esfuerzo por reemplazar a esos futbolistas por elementos de jerarquía, para no tener siquiera la sospecha de que las tribulaciones se repetirían. Sin embargo, hoy, cuando la U vuelve a estar enredada en los últimos puestos, los cuestionamientos se posan sobre la conformación del plantel y, especialmente, en la elección de jugadores que incluso en la temporada en que los laicos pasaron su mayor susto del último tiempo habían estado expuestos al mismo trámite, con consecuencias incluso más graves. Diego López asumió la difícil misión de enmendar el rumbo pero el uruguayo tampoco ha encontrado respuestas.

Israel Poblete, en el duelo ante O'Higgins
Israel Poblete, en el duelo ante O'Higgins (Foto: Agenciauno)

A modo de ejemplo, una de las soluciones ofensivas que arribó al club fue Ronnie Fernández. El porteño había descendido con Santiago Wanderers aunque se había transformado en el estandarte de una recuperación que, en algún momento, llevó a creer en un potencial milagro. Había vuelto a Valparaíso después de su paso por el fútbol árabe y se transformó en el líder futbolístico y espiritual del plantel. Jugó 11 partidos y fue titular en todos. Marcó tres goles que no bastaron para revertir la suerte de los caturros. La buena imagen que dejó en la recta final de la temporada aminoró los cuestionamientos. A su llegada, de hecho, intentó mostrar el mismo liderazgo que había exhibido en el puerto. En los 21 duelos en que ha defendido a la U ha marcado cinco tantos.

Más controvertidos fueron los fichajes de Ignacio Tapia e Israel Poblete. En ambos casos, había dos elementos que llamaban la atención: habían integrado el plantel de Huachipato que matemáticamente descendió, pero que salvó la categoría después de los líos que terminaron con el descenso de Melipilla por la vía administrativa. Los acereros siguieron en Primera División después de vencer a Copiapó, en una serie que terminó generando una historia aparte por los problemas en el arbitraje. Antes, el volante perdió la categoría con Cobresal en el Clausura 2017.

En ese plantel acerero también figuraba Martín Parra, quien participó en siete encuentros. Después de emigrar a Universidad de San Martín, de Perú, volvió al fútbol chileno para pelearle el puesto a Cristóbal Campos.

Hay otros que han sufrido en el extranjero. Es el caso del volante uruguayo Álvaro Brun, quien descendió con el Montevideo City Torque. Fue en 2018, campaña en la que fue protagonista, pues actuó en 33 encuentros y marcó cinco goles.

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