Solo le faltó el ‘no estoy ni ahí’: revelan la entrevista más complicada de Marcelo Ríos
Randy Walker, quien ejerció como jefe de prensa en la edición de 1999 del US Open, desclasificó un tenso diálogo con el zurdo. El chileno había ganado, pero sus palabras no reflejaron alegría.
En sus tiempos de jugador, Marcelo Ríos instaló una forma particular de relacionarse con el entorno. De carácter hosco y huraño, el Chino solía mantener las distancias y, principalmente, no ocultaba molestias. Poco le importaban las formas Esas características, sumadas a su innegable e inagotable talento, le transformaron rápidamente en un ícono del circuito de la ATP y lo convirtieron en ídolo en Chile.
El ejemplo se extendió rápidamente, al punto de que al Zurdo de Vitacura se le atribuye una expresión noventera muy popular: “no estoy ni ahí”. La frase, y la actitud, precisamente, reflejan el desdén con que se tomaba ciertas situaciones. Y una prueba de ellos es la entrevista que desclasifica Randy Walker, quien ejerciera como jefe de prensa en el US Open de 1999, quien intentó un diálogo con quien en ese momento era una estrella en el tenis mundial y solo recibió lacónicas respuestas.
Limones y desgano
La áspera relación de Ríos con los medios de comunicación era, por esos días, una materia ampliamente conocida. Una prueba es que en Francia su mal carácter había sido particularmente ‘reconocido’: en Roland Garros le habían adjudicado el Premio Limón, que se le concedía al jugador de peor trato con la prensa en 1996, 1997, 1998 y 1999 y, más tarde, le volvieron a conceder el ‘honor’, en 2001.
El episodio en tierras norteamericanas se produjo el 30 de agosto de 1999. Ríos tenía motivos suficientes para estar feliz, pues había vencido al checo Martin Damm, aunque no sin dificultades. La primera manga se la llevó por 6-4, pero ya tuvo problemas para adjudicarse la segunda: 7-6 (5). Las siguientes mangas fueron para el europeo: 3-6 y 5-7. En la definitiva, Ríos impuso su jerarquía para avanzar a la segunda ronda y selló el duelo con un contundente 6-1.
Sin embargo, claramente no quedó conforme y la cuenta la pagó Walker.
Para entender la situación se hace indispensable la transcripción de la fallida conversación. Ahí queda claro que la paz duró exactamente una pregunta.
Walker: Fue un partido duro. ¿Qué pasó?
Ríos: (Martin Damm) Él jugó muy bien. Relanticé mi juego un poco, pero como dije, no estoy golpeando muy bien la pelota. Él jugó bien.
Walker: ¿Cuáles son tus ídolos de tu infancia?
Ríos: ¿Qué es eso?
Walker: ¿Cuáles son tus ídolos de tu infancia?
Ríos: No entiendo lo que dices.
Walker: ¿Personas que admiraste de niño?
Ríos: Nadie.
Walker: ¿Cuáles son tus pasatiempos e intereses?
Ríos: Ninguno.
Walker: ¿Cuál es tu mejor momento en la historia del deporte?
Ríos: No recuerdo, hombre.
Walker: Vamos.
Ríos: ¿Qué quieres que te diga?
Walker: Solo responde las preguntas.
Ríos: No me hagas preguntas como esas.
Walker: ¿Cuál es tu película favorita?
Ríos: (No responde).
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