El despertar de Bernardo Cerezo no fue precisamente placentero. El defensor de Ñublense vino recién en esta jornada a dimensionar los efectos del golpe que recibió ayer, en el partido frente a la U. Una patada en la cara de Matías Sepúlveda le dejó severas huellas. El labio superior evidentemente inflamado y cortes internos dan cuenta de los efectos que produjo la situación.
El juez Rodrigo Carvajal amonestó a Sepúlveda, una determinación que los Diablos Rojos no compartieron. De hecho, conminaron al árbitro a la revisión de la acción en el VAR, con la finalidad de que terminara expulsando al jugador estudiantil.
La protesta
Cerezo, es de hecho, el más categórico en los reclamos. “Hay cosas que aún no entiendo. En el arbitraje chileno son un desastre ¿Qué tiene que pasar? ¿Que me dejen inconsciente para revisar el VAR? Estamos todos locos”, publicó en una historia en Instagram, justo antes de exhibir las consecuencias del golpe propinado por Sepúlveda.
La secuencia de imágenes da cuenta de la inflamación y del daño en en el interior del labio superior, un perjuicio menor que el que se temió inicialmente, considerando que perfectamente pudo haber sufrido una fractura nasal o la pérdida de alguna pieza dental. “Gracias a Dios, solo me cortaron la boca y la nariz. No hubo fractura. Pero esto es insólito. La verdad, aún no lo entiendo”, disparó el defensor chillanejo.
Cerezo agradeció las muestras de apoyo y solidaridad que recibió apenas se produjo el incidente, considerando la preocupación que generó la magnitud de la falta y las consecuencias que se observaron apenas se produjo.
Su preocupación, ahora, está enfocada en conseguir la adecuada recuperación para estar disponible en el próximo encuentro de la escuadra que dirige Mario Salas, que el domingo recibirá a Huachipato, en el estadio Nelson Oyarzún Arenas.