Nadie sabe qué pasó por la mente de Matthijs De Ligt en el minuto 55′, pero sea lo que haya sido, no se entiende. No se entiende que siendo último hombre, y ante la presión de Patrick Schick, haya preferido despejar una pelota con la mano y arriesgarse a la tarjeta roja y dejar a su equipo con un hombre menos —que así fue—, y no permitir que el contrario marque un gol pero continuar 11 contra 11.
Esto fue lo que condenó a Países Bajos, lo que precipitó su salida de la Eurocopa cuando nadie se lo esperaba. República Checa ganó 2-0 y mandó a la casa a uno de los candidatos para llegar a las instancias finales. Ninguno de los dos equipos estaba jugando bien antes de la situación mencionada, pero los checos tomaron el control del partido una vez que el VAR avisó a Sergei Karasev que la mano de De Ligt no había sido casual, sino voluntaria.
Chequia dio una muestra de cómo aprovechar el hombre de más sobre un campo de juego. Simplemente avasalló. En el fútbol de alto rendimiento en ciertas ocasiones se da que un jugador menos no afecta tanto cuando el equipo es muy superior, pero en los octavos de la Euro aquello no se cumple ni por si acaso. Los checos solo demoraron diez minutos en abrir la cuenta y concretar en el marcador esa ventaja numérica: tiro libre desde la derecha — un córner corto— directo a la cabeza de Kalas. Y este, magníficamente, pivotea para Tomás Holes, que en el palo más lejano mete un testazo imparable hacia abajo.
Pese a los nombres rimbombantes en su escuadra, la Naranja no pudo hacer absolutamente nada para inquietar siquiera el arco de Vaclik. Era cosa de tiempo que Chequia asegurara el partido y se metiera en los cuartos, redimiéndose así de su irregular fase de grupos. Y aquello sucedió en el 80′, a través del implacable Patrick Schick. Holes, el que abrió la cuenta, ganó una pelota entre Wijnaldum y Dumfries y aceleró hasta dentro del área. Cuando vio a su compañero venir, asistió y este, con un toque sutil, definió a la derecha de Stekelemburg.
2-0 final para República Checa que da la primera sorpresa en lo que va de competición. Países Bajos completa la primera decepción no solo por los nombres en su plantel, sino también por la forma en cómo enfrentó los octavos de final ante un equipo que en el papel era inferior.