Un contraste absoluto respecto de la otra semifinal de la Copa del Mundo de rugby, en que Inglaterra dominó desde la patada inicial a Nueva Zelanda, fue la que se vivió este domingo en Yokohama; Sudáfrica venció por 19-16 a un tozudo Gales gracias al poder de su pack, el gran partido de Damian de Allende, el impacto de Malcolm Marx con su ingreso en el segundo período y, sobre todo, por la precisión de su apertura, Handré Pollar, ante los palos (cuatro penales y una conversión).
En Gales, la frustración es grande, porque su histórica mala fortuna con las lesiones volvió a reiterarse hoy, con las salida de dos piezas claves: el pilar Tomas Francis y el wing George North. Y, además, perdió opciones de juego desplegado por el uso intensivo del pack por parte de los Springboks y el constante duelo aéreo; tanto, que las primeras ocho posesiones de los sudafricanos terminaron con patadas de Faf de Klerk al cielo de Yokohama.
Fue un partido muy táctico, sin duda, y la progresión del marcador tuvo siempre a los del sur a la cabeza, con un try de De Allende, tras un fuerte ingreso del hooker Marx por la izquierda, que pareció liquidar la esperanza galesa a los 57', dejando el marcador 16-9. Hasta ese momento todo había sido penales y el apoyo del poderoso centro ponía algo de justicia en un juego que, en un balance riguroso, dominaron los sudafricanos.
Gales, no obstante, se ha caracterizado a través de su historia por su combatividad y ocho minutos después igualó con el try de Josh Adams (su sexto en el certamen) y la conversión de Leigh Halfpenny. Sobre el cierre, y gracias a un penal obtenido por sus forwards, vino la patada de Pollard que selló el paso a la final.
Para el coach neozelandés Warren Gatland, quien se aleja del quince del Dragón tras 12 años, queda la satisfacción trunca de haber alcanzado esta semifinal, la segunda en la historia del seleccionado británico, pero la amargura postrera de haber tenido tan a mano la posibilidad de ir por la corona. Tal vez el pecado de su equipo fue no haber conseguido mover la ovalada con mayor frenesí, capacidad que sí tiene Inglaterra, el rival que en encontrará Sudáfrica el sábado en el mismo escenario.
A quedar en la historia
Los Springboks irán ahora por el premio mayor. Será su tercera final y de ganarla, igualarán a los All Blacks como el equipo con más coronas. Las dos anteriores (1995 y 2007) terminaron en victoria y la última fue precisamente ante el Quince de la Rosa, que tuvo ayer en el estadio a su coach Eddie Jones observando in situ a un rival que conoce muy bien (fue asesor de los de verde y oro en 2007).
Para los ingleses será su cuarta presencia en un partido por el título: se impusieron solo en una, pero ahora sus opciones parecen más claras luego de haberse impuesto en todos sus partidos, marca que no reiteran sus rivales, pues los Springboks sucumbieron en el debut ante Nueva Zelanda.