Sudamérica le queda grande a Universidad Católica. La histórica vergüenza que sufrieron los cruzados anoche ante Independiente del Valle viene nuevamente a remecer a un club que ya había recibido un cachetazo en la Copa Libertadores de este año, en la que terminó en el tercer puesto del grupo H del torneo sudamericano más importante a nivel de clubes y tuvo que conformarse con disputar la Sudamericana, en la que el equipo ecuatoriano volvió a abofetearlo y, por ende, a aumentar la lista de fracasos a nivel internacional, la gran deuda que tiene el club de Las Condes.
La derrota como visitante tampoco es para extrañarse demasiado, al margen de lo estrepitoso que resultó el 0-5 en Quito, la peor caída internacional de su historia e incluso el trámite, que, también en forma inédita, ahora en un registro que engloba a todas las escuadras nacionales, los tuvo en desventaja por 0-4 cuando recién transcurrían 21 minutos de partido. La UC no gana hace nueve partidos fuera de las fronteras chilenas en ambos torneos continentales: acumula dos empates y siete derrotas. Otro dato histórico: hace nueve partidos que no gana como forastero en certámenes continentales. Registra apenas dos empates y siete derrotas. Para encontrar el último tiempo hay que remontarse al el 19 de agosto de 2015, por la Copa Sudamericana. Esa vez, venció 1-2 a Danubio, con autogol de Matías de los Santos y gol de Mark González.
Es más. En los últimos cuatro años, que incluyen la ausencia de ambos certámenes regionales en 2018 producto de una también discreta campaña a nivel local, nunca superó la fase que disputó. En 2016 disputó la Sudamericana y se inclinó ante el Real Potosí, de Bolivia. Perdió en tierras altiplánicas por 3-1 e igualó 1-1 en San Carlos de Apoquindo.
Al año siguiente, después de ser campeón a nivel local, disputó la Copa Libertadores, en un complejo grupo con Atlético Paranaense, Flamengo y San Lorenzo. En el último partido, la escuadra de Mario Salas cayó por 2-3 ante la primera escuadra brasileña y se despidió del certamen en el último puesto, con cinco puntos. Ni siquiera pudo pasar a la Copa Sudamericana, como sucedió en esta versión.
Objetivos incumplidos
La Copa Libertadores de este año sorprendió a la UC iniciando un nuevo proceso, después de la partida de Beñat San José al fútbol árabe. La llegada de Gustavo Quinteros, técnico de probada capacidad y que llegaba con el aval de haber dirigido a dos selecciones, en alguna medida, garantizaba la experiencia de saber enfrentar este tipo de exigencias. El piso para el entrenador era el mínimo: superar la fase de grupos. Sin embargo, al margen de la campaña que cumple en el Campeonato Nacional, en el que encabeza la tabla con 31 unidades, a seis del sublíder, Colo Colo, lo que podría disimular la decepción, lo concreto es que esa expectativa no se cumplió y, después de la debacle en Ecuador, todo indica que el premio de consuelo que constituía la Sudamericana también se escapará rápidamente.
La campaña de Quinteros con los cruzados a nivel internacional consigna apenas dos triunfos, un empate y cuatro derrotas, un síntoma inequívoco e irrefutable de que a la UC aún le falta bastante para ponerse al nivel de los principales equipos de esta zona del mundo.