Aquel espectacular equipo estadounidense de los Juegos Olímpicos de 1992 no solo quedó en la historia por colgarse la medalla de oro y dominar a sus rivales. El prodigioso plantel encabezado por Magic Johnson, Michael Jordan y Larry Bird se paró en la cima del podio de Barcelona, pero el hito que marcó fue una puerta abierta para el proyecto de globalización de la NBA, que por esos años daba sus primeros pasos de la mano de David Stern, el abogado que dedicó su vida a la competencia, que estableció los patrones actuales y que falleció la semana pasada.

La liga, a principios de la década del 90, contaba con mínima presencia extranjera y poca visibilidad internacional. Hoy son 108 jugadores de 38 nacionalidades distintas a Estados Unidos los que juegan en el torneo. Muchos de ellos destacando, como el griego Giannis Antetokounmpo,el más claro ejemplo, ganador del MVP de la última temporada. Todos sueñan con jugar en la NBA. Es un espectáculo mundial. Y el Dream Team del 92 fue el primer símbolo visible del fenómeno actual.

Recién en 1989 la FIBA, ente rector del básquetbol mundial, permitió que los profesionales de la NBA participaran en sus campeonatos. Antes, solo jugadores amateur componían el seleccionado estadounidense.

Por su parte, Stern, quien ya era comisionado de la NBA, fue clave para que el Dream Team pudiera jugar en Barcelona. El abogado ya estaba sacando provecho a jugadores como Johnson y Bird para levantar la alicaída competencia y entendió, ambiciosamente, que el producto podía globalizarse. Eso sí, un artículo de El Confidencial cuenta que según el libro Dream Team, del periodista Jack McCallum, la idea de asistir a los Juegos Olímpicos fue del serbio Boris Stankovic, exsecretario general, quien le manifestó su intención a Stern. Lo cierto es que aquella decisión terminó siendo positiva.

Hoy más de un centenar de foráneos juegan en la mejor liga del mundo. El primero fue Hank Biasatti, de nacionalidad italiana y canadiense, quien disputó la temporada 1946-1947, la que abrió la historia de la NBA. Aquel torneo también lo jugó el alemán Frido Frey, considerado como el primer europeo, aunque tenía pasaporte estadounidense. Paulatinamente fueron llegando más extranjeros. El puertorriqueño Alfred Lee fue el primer latino, en 1978. En 1985 apareció el primer africano; en 1991 el primer jugador de Oceanía; y en 2001 el primer asiático, cuyo mercado se abrió aún más con la llegada da Yao Ming al año siguiente, mérito que se le atribuye a Stern.

Los anteriores fueron sentando las bases de la actual globalización de la NBA. Podría decirse que está completa y los provenientes de fuera de Estados Unidos incluso pelean los premios individuales por rendimiento. El ejemplo y popularidad de Giannis, capitán en el Juego de las Estrellas pasado, es una muestra. También que cuatro de los cinco reconocimientos de la temporada pasada quedaron en manos de foráneos: el griego como MVP, el camerunés Pascal Siakam como Jugador de Mayor Progresión, el francés Rudy Gobert como Defensor del Año y el esloveno Luka Doncic como Mejor Novato. La liga, además, fue ganada por Toronto Raptors, primer equipo con sede tras las fronteras estadounidense que lo consigue.

El fenómeno continúa. Así también se explica que el mismo Giannis junto a Doncic lideren, ambos con más de un millón y 73 mil elecciones, las votaciones para el Juego de las Estrellas del próximo 16 de febrero. Listado en el que también destacan los camerunenses Joel Embiid y Siakam.

La puerta de la NBA está abierta para siempre. La calidad y cantidad de foráneos ha crecido. Y el sueño globalizador de Stern, caminando firme.