Chile culminó de gran manera su faena en el repechaje por la permanencia en el Grupo Mundial I de la Copa Davis. Venció con autoridad a Eslovenia y se permite soñar con una nueva serie en septiembre que lo pueda llevar a las qualifiers del próximo año y así tener la opción de regresar a élite del tenis mundial.
La serie se resolvió temprano con la victoria de la dupla compuesta por Tomás Barrios y Alejandro Tabilo sobre los zurdos Blaz Rola y Sebastian Dominko, por 6-2 y 6-3, en una hora y 19 minutos. El duelo se desarrolló en un magnífico ambiente y estuvo marcado por un homenaje que hizo emocionar a Nicolás Massú. El capitán apenas pudo contener las lágrimas al recordar a su abuelo Ladislao Fried, quien lo introdujo en el tenis precisamente en el Club Unión, el recinto que albergó esta llave.
Como todo el fin de semana, el centenario recinto fue una caldera. Los más de 1.600 espectadores que llegaron levantaron a sus créditos cuando la situación lo ameritó, ratificando esa enorme comunión con el equipo.
Después de un comienzo con algo de tensión, el encuentro se fue abriendo con el quiebre en el quinto juego sobre el servicio de Rola, el más experimentado de los eslovacos. La aceitada dupla nacional ganó solidez en la red y de fondo, lo que le permitió marcar diferencias y conseguir una nueva ruptura, esta vez del saque de Dominko.
En ningún momento se vio amenazada la victoria y solo fue cuestión de tiempo sellarla. Una ruptura en el inicio de la segunda manga (otra vez sobre el saque de Rola) allanó prontamente el camino a su primera victoria como dupla jugando por la Davis.
Y si bien los nacionales pasaron algunas zozobras para defender la ventaja, pudieron hacerlo con éxito y lograron sentenciar una serie que fue bastante tranquila para los pupilos de Massú.
La fiesta fue total y Chile volvió a celebrar tras cuatro derrotas consecutivas. La ilusión de regresar a la finales de la Davis de 2023 no solo está intacta, sino que va creciendo de la mano del progreso de las principales raquetas nacionales.