Ha pasado a ser todo tan ordinario, cerril, cernícalo y bárbaro, que acaso amerita este título soez. Es más: viene como anillo al dedo para graficar el momento que vive el fútbol chileno.

Hoy el problema tiene que ver con lo que ya parecía desterrado. Balazos, tiroteos y heridos en una película filmada exclusivamente con protagonistas y territorios propios del fútbol. A otro perro con el hueso de la "delincuencia externa".

También y al mismo tiempo, la semana ha sido marcada con flagrantes, incontestables y alevosas burlas a la ley. En el fondo con seguir haciendo lo prohibido, que es ayudar, mantener, solventar, pasar monedas, chispear y proteger a quienes, por ley, no pueden tener relación alguna con los clubes: las llamadas "barras bravas"…que supuestamente no existen de acuerdo a la legislación vigente.

La regla es muy clara: no es posible mantener una relación estable y aportar, en dinero o especies, a la subsistencia de las barras organizadas para que a partir de ello viajen, tengan entradas, banderas, fuegos artificiales, lienzos o bombos (los tres últimos, no eran legales… hasta que hace poco volvieron a serlo sorpresivamente pese a su condición de caballo de Troya para el ingreso de armas y drogas a los estadios).

Le guste a quien le guste y le moleste a quien le moleste, no se puede. Ya pasamos la etapa del debate. Hace rato. ¿Desde cuándo? Casualmente desde que Estadio Seguro y el Congreso crearon la normativa que hoy nos rige tras el escándalo por el reconocimiento de pagos permanentes de Colo Colo a su barra….cuando el presidente era el mismo Gabriel Ruiz Tagle. Para evitarlo, para que no pasara más, se creó esta ley. Que hoy vuelve a estar en el tapete por una nueva infracción del mismo club.

Todos dicen que no es así, que no incumplen la ley. Pero lo hacen. Dirigentes, técnicos, jugadores, funcionarios. Todos juran que no saben, que no tienen idea, que no conocen a nadie. Pero saben y los conocen a todos. Usted vio lo que se le "salió" el otro día a Johnny Herrera, "¿cómo no nos íbamos a preocupar por los baleados, si hace más de 25 años que tenemos contacto con ellos y sus familias?". El caso es que las barras bravas siguen siendo un miembro activo de la "familia del fútbol". Incluso privilegiados respecto de otros hinchas más tranquilos y normales. Al punto de vivir de su condición de "hinchas". ¿Auto gestionados? Las pelotas. Subsisten, principalmente, porque reciben, igual que antes, igual que siempre, apoyo de los clubes. Les abren las puertas, los convocan, los esconden, los protegen, los hacen parte. Los ayudan y les prestan ropa (literalmente, en el caso de las camisetas). De hecho, como informaron desde adentro de Pedreros, pero para callado, en estos días viene un nuevo bingo de la Garra Blanca para comprar "elementos" para el clásico ante la U… donde se rifarán más de 20 camisetas oficiales donadas por el plantel.

Todos saben. Y todos saben que sabemos. Pero se hacen los lesos y miran para el lado. Los clubes y la ANFP. La policía y los tribunales. El Congreso y el gobierno de turno. Hacen como que investigan, hacen como que se indignan, hacen como que alegan…y nunca pasa nada. Como con las amenazas a sus planteles de los barristas de Wanderers y O'Higgins. Sin culpables ni castigos. Como con la quiebra de Colo Colo o de Concepción. Sin culpables ni castigos. Como con los robos de la enorme tropa de Jadue. Sin culpables ni castigos. Todos, unidos y concatenados, van y vuelven. Burlan la ley. Seguramente porque no creen en ella. Da lo mismo. Porque todo es una gran mentira. Una puesta en escena.

Como con el comercio y los rayados callejeros, como con Uber, como con los giles andando por la berma o manejando a 140 mientras miran para el lado las aplicaciones prohibidas que avisan si hay Carabineros en el ruta. Dejar pasar, parece ser la orden.

Esta era la semana para dar señales claras, para el ahora o nunca … y no pasó nada ¿Cuánto tiempo para que volvamos a estar en lo mismo? ¿Cuánto tiempo para que aparezca la próxima colusión, cuánto para el próximo escándalo en la Iglesia, para el próximo robo en las instituciones públicas, para que otras empresas, ya no SQM o Penta, vuelvan a financiar las campañas políticas? Es un loop. Un loop eterno y terrible. Nadie reacciona. Como en "¿Quién mató a Gaete?", el himno noventero de Redolés, para cerrar el caso, lo que habría que decir acá, bien a la chilena, es "nadie se va a meter en h…"