“Teatro del horror”: los escabrosos detalles y las penas que arriesgan los imputados por la muerte de Diego Maradona

De la crudeza de las pruebas a la ira de sus más cercanos en la primera jornada del juicio que busca a los responsables. De la transformación facial de su médico de cabecera a la petición de las penas más altas. El deceso del mejor futbolista del siglo XX según la FIFA busca explicaciones a cinco minutos de la partida que enmudeció al mundo.
El 25 de noviembre todo el mundo lloró a Diego Maradona. El D10S del fútbol había descendido al plano más terrenal y perdía la vida después de un paro cardiorrespiratorio. El corazón, que muchas veces había sido su músculo más fuerte, esta vez no respondió. Nadie quería creerlo. Nadie podía creerlo. En cualquier historia, los héroes nunca mueren. Ese paradigma fue el último que rompió quien había tocado el cielo con las manos después de haber surgido de la profundidad más absoluta de Buenos Aires. Villa Fiorito, su lugar de origen, hoy convertido en un sitio de peregrinaje, representa, precisamente al extremo más carenciado de la sociedad argentina.
En esa jornada en que todos parecieron perder al mismo amigo, el caos y la mezcla de sensaciones era total. Por un lado, la pena imponía sus términos. Incluso en los ojos de los más connotados personajes públicos argentinos surgieron genuinas lágrimas. Por otro, la devoción hacía lo propio: fueron miles quienes esperaron pacientemente para llegar a la Casa Rosada para brindarle la despedida y, fundamentalmente, agradecerle. Había también, y mucha, indignación: nadie se convencía de la forma en que había muerto quien, oficialmente, fue considerado el mejor futbolista del siglo XX. Para evitarse problemas, la FIFA repartió salomónicamente la designación con Pelé, cuya relación con el Diez estuvo llena de zigzagueantes episodios.
“Maradona fue asesinado”: la intensa jornada inicial del juicio que busca determinar responsables en la muerte del Diez
La búsqueda de culpables comenzó tiempo después. Este martes, en el Tribunal Oral en lo Criminal N°3 de San Isidro, en Buenos Aires, comenzó el juicio en que se determinarán eventuales responsabilidades de terceros en el trágico final del astro, quien poco antes, el 30 de octubre, había cumplido 60 años. Las condiciones en que se presentó a dirigir en pleno día de la efeméride alertaron respecto de que nada estaba bien. Días después, tuvo que ser internado y sometido a una cirugía por un hematoma subdural. El equipo que lo atendía, encabezado por el neurocirujano Leopoldo Luque, quien además oficiaba como su médico de cabecera, intentó dar señales de normalidad. Hoy, el profesional, cuyo renovado aspecto fue uno de los factores que más llamó la atención en la audiencia, es uno de los imputados por “homicidio con dolo eventual”.
La lista la integran, además, a psiquiatra Agustina Cosachov, el psicólogo Carlos Ángel Díaz, Nancy Edith Forlini, representante de la empresa de salud encargada de prestarle servicios, el enfermero Ricardo Omar Almirón, su jefe Mariano Perroni; y el médico clínico Pedro Pablo Di Spagna. De ser considerados culpables, arriesgan penas de cárcel de entre ocho y 25 años. Luque, por cierto, se presentó al tribunal con un aspecto radicalmente distinto al que se le conocía. Virtualmente, irreconocible. Probablemente, como una medida de seguridad para evitar problemas derivados de una pérdida que en Argentina y el mundo todavía duele.

La jornada fue tensa. En principio, porque enfrente de los acusados estaban varios de los principales afectos de Maradona. Entre ellos, por ejemplo, figuraban sus hijas, Dalma, Giannina y Jana, y Verónica Ojeda, una de las parejas que tuvo el astro y madre del menor de sus hijos: Diego Fernando. La última, por ejemplo, protagonizó un duro cruce con Cosachov. “Perra mal parida”, le gritó. La intervención de la policía y de los funcionarios del tribunal evitaron la escalada del encontrón. A oídos de la profesional también llegó otro lapidario concepto: le gritaron ‘asesina’.
“Vamos a escuchar cosas que van a estremecer hasta al propio tribunal”, declaró Fernando Burlando, el abogado que representa a la sucesión de Maradona en la antesala de la comparecencia. “Lo que hicieron fue un asesinato”, sentenció, en declaraciones a radio Mitre.
Una imagen cruda y una dura convicción
La audiencia, como era esperable, tuvo momentos álgidos. La intervención del fiscal Patricio Ferrari fue aportando antecedentes que apuntaban, precisamente, a formar en el tribunal la convicción de que la muerte de Maradona fue producto de comportamientos negligentes de quienes tenían que cuidarlo. “Hoy podemos decir que fue calamitosa”, aseguró, respecto de la actuación profesional de los acusados, de quienes se refirió como “grupo de improvisados”. “Fue una internación domiciliaria temeraria, deficiente, sin precedentes”, consideró.
Ferrari utilizó un lapidario concepto para referirse a las condiciones en que Maradona estaba internado: “Teatro del horror”. “Fue una internación domiciliaria temeraria, deficiente, sin precedentes. Ningún tipo de control hubo en ese domicilio, ningún tipo de protocolo en un teatro del horror que fue esa casa donde murió Diego Armando Maradona, donde nadie hizo lo que tenía que hacer”, dijo. Insistió en que la investigación en la que participó junto a los fiscales Laura Capra y Cosme Iribarren arroja pruebas que conducen a una “imputación sólida y sin fisuras” de los ocho imputados. “Diego Armando Maradona, sus hijos, sus deudos, sus más cercanos y el pueblo argentino merecen justicia”, remarcó. 200 testimonios contribuyeron a llegar a las conclusiones. Está, también, el registro de las conversaciones entre los imputados. Y, por cierto, el historial médico del astro. “Luego de condenarlo al olvido en esa casa de Tigre, el 25 de noviembre del 2020 cercano al mediodía, deliberadamente y con crueldad, decidieron que muriera”, concluyó el persecutor.

A su turno, Cosme Iribarren, fiscal adjunto de San Isidro, se plegó a la línea argumental. Sus dardos apuntaron a Luque y Cosachov. “Luque evitó asistir, no garantizó su debido seguimiento para su estado. Ignoró y menospreció los síntomas compatibles con la insuficiencia cardíaca”, declaró respecto del médico. “En ningún momento aseguró la correcta administración de la medicación que le había indicado... se desentendió de los efectos adversos eludiendo los estudios apropiados en la evolución”, apuntó respecto de la siquiátra.
Igualmente dura es la convicción que revela Fernando Burlando, el abogado que representa a Dalma y Giannina Maradona, las hijas del matrimonio del astro y Claudia Villafañe, la relación sentimental más significativa de las que mantuvo. “Diego Armando Maradona fue asesinado el 25 de noviembre de 2020. Fue asesinado y para esa tarea alguien, que aún se oculta en las sombras, convocó a un equipo de profesionales de la salud para matarlo, de una manera silenciosa pero igualmente cruel”, disparó el defensor. “La desidia, el desinterés, la locura, las acciones demenciales, premeditadas, alevosas y a sangre fría estuvieron presentes en este hecho. Un plan inhumano de resultado eficaz”, añadió. “Todos los imputados participaron de esta ronda de la muerte... hicieron todo y más lo posible para que el deterioro de Maradona se agravara”, insistió.
Burlando no ahorró en calificativos. “Le cambiaron la medicación como si estuviesen experimentando con un animal y no con un ser humano. Fueron inhumanos e indolentes. Diego Armando Maradona no podía decidir de su salud absolutamente nada. Lo de esta gente es carente de humanidad. Cercaron al paciente. Formaron un entorno diabólico”, complementó. “Tanta gente no se puede equivocar y empujar a la muerte a una persona de esta manera”, añadió. Su conclusión es que, de haber sido trasladado a un hospital competente, Maradona estría vivo. “No querían hacerlo... ese era su deseo, quitarle la vida”, sentenció. “Fueron inhumanos e indolentes”, añadió. En síntesis, el jurista resumió lo que piensa del fatal desenlace: “Fue un compendio del horror de un crimen que pretendía quedar impune y que pretende ser disfrazado de negligencia”.
En 2022, Guillermo Coppola, histórico representante de Maradona abordó ese escenario, aunque evitó ser categórico. “No era el mismo Diego. Entonces, ¿lo mataron? Es duro. ¿Se preocuparon? Es muy fuerte decir que lo mataron. El 30 de octubre lo vi como cansado. Sale a la cancha de Gimnasia un Diego que no podía caminar, que no podía sostenerse en pie. Eso critico. A aquellos que lo llevaron, que no se supo nunca quienes fueron. Si fue la publicidad, si fue el doctor Morla, quién fue. Al que mostró esa imagen al mundo. Yo ni muerto lo hubiese sacado así”, dijo en esa oportunidad, a El Deportivo. Pocos días después, Maradona murió.
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