Ramón Climent es el técnico de Deportes Linares desde diciembre de 2020. En esa condición, se alerta a propósito de las denuncias de irregularidades en la Segunda División, la categoría de la que el equipo de la Séptima Región descendió. Piensa cada una de sus palabras antes de estructurar la idea con la que contará una situación particular que vivió con Lautaro de Buin, club que hoy es apuntado por supuestos actos de soborno de parte de sus dirigentes, tras los antecedentes revelados por el programa La Red Deportes. Todo pasó en un momento clave de la última temporada, días antes del juego disputado el 16 de enero, que terminó igualado 2-2.
El caso ya está en la Fiscalía de Alta Complejidad por una denuncia realizada por la misma ANFP. Independientemente de eso, el recuerdo del entrenador es nítido. “Estábamos en una situación tremendamente complicada. Yo tomé el equipo casi descendido y logramos remontar. Ese partido era clave. Fuimos siempre arriba. Era importante porque con dos empates más nos salvábamos. A mí me llamó un directivo del tiempo antiguo de Lautaro de Buin, Adrián Riquelme. Yo, inocentemente, conversé con él, como todos los años. Me quiso llevar varias veces como técnico. Después del llamado, advertí que íbamos a jugar. Me ofrecía la dirección técnica de las cadetes completas. Me pareció raro. Me dijo que querían hacer las cosas bien, que me quería en las divisiones inferiores”, explica a El Deportivo.
Climent plantea la diferencia entre lo ilícito y lo incorrecto, aclarando que al menos a él no se le ofreció trabajo a cambio de algún acto afectara a Linares . “No creo que sea correcto, porque es diferente a que te hablen seis fechas antes para ofrecerte un proyecto. Yo tenía un equipo de Segunda y le dije que terminado el año hablara conmigo. Pero de una semana para otra… no me parece correcto. Es tremendamente extraño. Ahora, sí, ese señor siempre me quiso llevar a Lautaro. Mucho antes de que se uniera a esta sociedad anónima. Pero me extraña que haya sido cuatro o cinco días antes del partido. No me pidió dejarme ganar, eso sí. Lo habría agarrado a garabato limpio”, se apresura en aclarar.
La advertencia
El estratega dice que, inmediatamente, advirtió a sus jugadores. “Les dije a los jugadores que los podían llamar, que tuvieran cuidado. Y fue así. Llamaron a algunos ofreciéndoles opciones de irse. Eso me comentaron los jugadores. Les comenté lo que me había sucedido. Y ahí nos olvidamos”, explica.
El tema fue abordado en una reunión interna en el vestuario. En esa cita, un par de jugadores admitió, frente a todos, que habían recibido llamadas. La propuesta, como la suya, no era monetaria. “Lo tocamos dos o tres días antes del partido. Los jugadores fueron bien hombrecitos, me lo contaron y entraron a jugar con todo. Yo agarré a uno hoy, el Nico Barrera, y me aseguró que nunca les ofrecieron plata. Si intentaron algo, no pudieron. Todos los jugadores estuvieron al nivel”, insiste.
A Climent, el círculo le terminó de cerrar en el momento de ingresar al estadio en que se enfrentarían ambas escuadras. “Yo fui el último en ingresar. Siempre es así. Nunca primero. Ese día, por protocolo, entraban de a dos jugadores y los iban llamando sucesivamente. Había dos señores canositos, que yo conocía de hace muchos años. Ahí pregunto si son las personas que hablaron con los jugadores. Era el mismo que me había ofrecido las cadetes... Dentro de la cancha, en todo caso, no vi nada raro. Nosotros estábamos locos por ganar. Los jugadores salieron a eso”, sentencia.