José María Martínez es el técnico de San Luis, pero de inmediato asume que el diálogo con La Tercera tendrá poco que ver con los quillotanos, más allá de que confiesa su comodidad en el club de la Quinta Región. "Acá me siento muy a gusto. Es mi tercera experiencia. Me he sentido muy cómodo. el trato es muy cordial. En esta oportunidad vengo como cabeza de grupo. Estamos contentos, felices de la oportunidad que se nos presentó. Estamos ocupados en revertir lo que pasó en la primera rueda. Es mucho más el placer del trabajo diario. Tenemos muy buena química. Es mucho más ameno", dice respecto de su estadía en la entidad canaria. Esa a la que le fue fiel ante una propuesta que para otros resultaría irresistible: volver a acompañar a Diego Maradona, de quien había sido ayudante en Dorados de Sinaloa, en Gimasia y Esgrima de La Plata.
"Me da un poco de nostalgia. Diego me invitó a participar con él en Gimnasia y le dije que no. El había quedado en posponer su carrera como entrenador para resolver los problemas físicos que tenía. Cuando vine, hablé con él, le avisé. El Diego le abre la puerta a todo el mundo. 'Cuando vuelva, charlamos', me dijo esa vez. Ahora hablé con la gente que está a su lado y no pude salir. No hice absolutamente nada tampoco, porque había un compromiso con la gente que dirige a San Luis y que también tiene relación con Diego. Pero que me haya invitado y que pensara en mí, es un motivo de orgullo y nostalgia", explica.
¿Cuánto cuesta decirle 'no' a Maradona?
Es difícil decirle que no al tornado que es Maradona. A estar cerca suyo, a lo emocional. Lo hablaba con mis hijos, porque sabemos bien lo que genera. Nunca imaginé que iba a trabajar con Diego. Ni en mi más remoto sueño. Y después decirle que no suena raro, pero los momentos de la vida suelen dar estas cosas. Lo que más queda es la relación, el vínculo, el trato. Con su gente de confianza, con la familia. Estoy feliz por él. Y por Gimnasia que le dio una oportunidad. Diego necesita confianza, cariño, emociones permanentes, de gestos. Es feliz con la pelota en la mano.
¿Qué significa trabajar con él?
Es bastante larga la respuesta. Es muy amplio lo que me pasó. Mi llegada acá tiene que ver con el tránsito en Dorados con Diego. Los resultados fueron buenos y también la convivencia y el vínculo que generamos. Había mucha confianza. Me sirvió mucho en lo profesional y en lo humano haber estado al lado de la persona más influyente del fútbol argentino. Pasa el tiempo, hay un momento en que no podía creer que estuve con él. Me hizo vivir momentos que ya había vivido como hincha. Y pude compartir el mate con él y decírselos. Hubo momentos de intimidad maravillosos. Tengo el mejor de los recuerdos. Estaré agradecido de por vida de compartir esos seis meses en el vestuario. Primero de malos resultados y luego de un tránsito hermoso.
¿Le sorprendió todo lo que se generó con el arribo de Maradona a Gimnasia?
De alguna manera me sorprendió, pero haber estado con él en un país que no es tan futbolero y ver lo que produce da cuenta de lo que significa Maradona. He vivido situaciones con nenes de ocho años y con grupos de gente en restoranes... Lo que genera en gente de distintas edades es tremendo. Emociones que no sabemos el límite que tienen. Lo que sí me sorprendió es la revolución tremenda en la ciudad. Y te lo digo yo, que cualquier cosa que diga repercute porque estuve de lado de Diego. Lamentablemente, sale más lo malo que lo mucho bueno que hace. Hasta él mismo se sorprendió del cariño y de lo que generó en la gente de Gimnasia. Ha paralizado al fútbol argentino. Todavía no vemos todo lo que puede generar. Diego ama al jugador de fútbol y respeta mucho al hincha, a la cancha. Por eso quiere estar en Argentina y sentirse feliz con la pelota y la cancha. Es un animal de competencia y a Gimnasia le va dar mucho.
La duda eterna es qué tal es Maradona entrenador, más que como figura ¿Trabaja? ¿Cómo?
Lo que genera es tanta devoción, idolatría, trascendencia y ascendencia que su aporte es notable. Si él habla, todos callan. No lo exige, es natural. Logra ser una atracción total. Es tanto lo que genera que es muy difícil generar eso siendo un entrenador convencional. A Maradona se le juzga en la medida de lo que genera, porque nadie más lo genera. Y después, no existe entrenador que pueda equiparar lo emocional que produce. Se le juzga de manera desmedida. Yo puedo hablar por mí: él tomaba todas las decisiones. Lo que hacíamos el resto era opinar sobre lo que veíamos, decirle lo que nos parecía, pero la decisión era de Diego. Es lo normal: repartir las tareas como todos los entrenadores. Teníamos analista. Si le van a exigir a Diego que esté seis horas mirando al rival, no lo va a hacer, pero los conceptos que les pide a los delanteros, a los volantes centrales existen. No tengan duda de que hay una simplicidad y también una emoción. Nunca yo le voy a llegar al jugador como Diego. Si se analiza la estadística, ha sido muy buena la campaña. Es muy alto el porcentaje. Yo no tengo ninguna duda de que a Gimnasia lo va a mejorar. En México hubo cinco jugadores que pasaron a Primera producto de lo que Diego los hizo mejorar. Diego mejora la calidad individual.
¿Le molesta que se reduzca su influencia a la de un motivador?
No es que me moleste, pero a Maradona no lo llamaría motivador. Hay que ser más exacto en la definición. Se hacen muchos juicios sobre las personas, pero no se mide que Diego está validado para opinar de fútbol. Como cuando un gerente se para ante un cajero o un ingeniero con un aprendiz. Diego habla desde la autoridad de ser el mejor del mundo. Eso le genera al futbolista algo que no solo es motivación. Es decir desde la autoridad que tiene algo que lo va a ayudar. Desde la forma de posicionarse, de marcar, de pegarle al balón. Lo que genera es una atención y una devoción automática. Una creencia que no hace falta entrenar. Diego aplica neurociencia sin hacer neurociencia. Entra en el inconsciente del jugador. Lo que logra es credibilidad. Por eso dicen que es un motivador. A mí me da vergüenza decir que soy colega de Maradona, porque él es mucho más que yo en muchos aspectos.
¿Cómo lo vio en el plano personal?
Es la gran dificultad producto de su vida y de su carrera, de las enfermedades que ha tenido. Tiene que luchar con las lesiones, las rodillas, el hombro, los tobillos. Tiene dificultades, por toda la exigencia que le pidió a su cuerpo. Pelea permanentemente contra toda esas dificultades. Necesita esa motivación. Diego no puede salir a la calle como nosotros, de manera normal. La gente no lo dejaría tranquilo. Necesita este espacio para disfrutar. Un espacio de contención. Encuentra en el fútbol la paz que necesita. Si quiere ir a un restorán, hay que cerrarlo. No es fácil. En el único lugar en que encuentra paz y puede liberarse es en el fútbol.
Se lo pregunto, también, por permanente sombra respecto de sus adicciones.
Con total sinceridad, estuvimos juntos en 26 partidos, concentrados casi toda la semana. Yo puedo decir que nunca faltó a un entrenamiento. Sí tiene dificultades en el estómago, presión alta como el papá. Se tiene que cuidar como todos, pero en lo personal está impecable y por eso sigue de pie. Lo que le falta es el cariño y que le den paz. A veces toma pastillas para dormir si no descansó bien. Pero eso es producto de lo que le ha pasado en su vida. Está bien, lúcido, observa, no se le escapa nada. Es el tipo más receptivo. Detecta todo lo que pasa a su alrededor de manera brillante. Está observando todo lo que pasa a su lado.