Thomas Briceño (24) se ve relajado, atento con quienes lo saludan y carismático con quienes le piden una palabra de apoyo. No pareciera que es uno de los 11 deportistas que se adjudicó la beca Tokio 2020, por la que recibirá 6.450 dólares anuales desde 2018 hasta los Juegos Olímpicos, y que lo tiene como uno de los deportistas más promisorios del país. El judoca se considera una carta para ganar medalla y, más aún, promete que irá por ella, pues en sus palabras denota la seguridad de alguien que practica su disciplina desde los seis años.
¿Cómo reaccionó cuando ganó la beca?
Me enteré el año pasado, fue una alegría y un alivio. Me va a ayudar en viajes y en la compra de suplementos e implementación. Saber que me la gané y que se da por resultados, es bueno. Están creyendo en uno y en lo que puedo lograr.
¿Siente que representa al país cuando compite?
Ciento por ciento. Esta beca es una responsabilidad de que debo representar mejor a mi país, a mi familia y mi equipo.
¿La gente lo apoya?
Muchas veces siento su energía y la buena onda en sus comentarios. Lo veo en el apoyo diario, cada día me han conocido más y saben qué deporte hago. Eso hace sentir que están detrás de mi carrera y quieren que me vaya bien.
¿Con su beca se abren las puertas al judo?
Siempre tiene que haber uno. Quien sea que gane una competencia, va a arrastrar a los demás y motivar esa hambre y ambición. Ahora los más chicos saben de la beca y dan ganas de decir 'si mi compañero puede, por qué yo no'.
¿Cuáles son sus desafíos de cara a Tokio?
Algo inicial es clasificar, pero ya viví esa experiencia, los buenos y malos ratos que uno pasa. En este momento no busco clasificar, sino la medalla que tanto quiero. Estoy enfocado y creo en el trabajo de mi entrenador. Tengo la confianza y la seguridad de que estoy entrenando para ganar y no competir. Sé que voy a ganar.
¿Cómo es su camino a Japón?
De junio de 2018 a junio de 2020. Empiezo en Zagreb, en Croacia. Son dos años donde tengo muchas competencias puntuales. Gracias a la beca voy a poder pagar esos viajes y tener tres o cuatro torneos más.
¿Se puede vivir de su deporte en Chile?
Es difícil, muy complicado. La beca complementa el Proddar que gano, pero no es un sueldo equiparable a lo que uno se entrega por el deporte. No como en Brasil, por ejemplo, donde tienen becas por municipios, por su club, por su estado, por ser seleccionado y más. La mayoría de los judocas pertenece a una fuerza armada, que les pagan por pelear por ellos y les dan todos sus beneficios.
¿Qué falta para conseguirlo?
Implantar políticas deportivas, que esperamos lograr con este nuevo gobierno. Que se dé un puntapié para hacer más cosas, hemos intentado meternos a las fuerzas armadas, porque es una buena instancia. Si las fuerzas armadas nos dieran sus beneficios y nosotros los representáramos en nuestras disciplinas, sería un paso grande para decir que sí se puede vivir del deporte. Sólo generamos becas, pero no me alcanza para un celular o comprar una casa, porque te piden renta y no becas.
Usted comparte el deporte con el estudio.
Donde estudio me dieron todas las facilidades y me apoyan al ciento por ciento. No es una universidad tradicional, donde prefieren lo académico a lo deportivo. Es complejo, porque se dice que la universidad es la tumba del deportista y hay que romper con ese mito.
¿Estudiar es un respaldo?
Estoy estudiando lo que siempre he querido, que es el área automotriz. En este minuto quiero estudiar eso. No es solo un respaldo, si no que algún día abriré un taller y me dará dinero extra para los planes que tengo. Uno es abrir una escuela de artes marciales, porque mi pareja, Patricia Figueroa, competía en taekwondo.
¿Se ha avanzado en la participación chilena en Juegos Olímpicos?
Sí, aunque no se han sacado tantas medallas, porque lograrlas no es de un año para otro. No es como que inviertas a cuatro años y tengas resultados en dos, es imposible. A Chile le falta invertir en los deportistas desde pequeños. La gente cree que por dos años de inversión o porque el gobierno asigna tantos millones, las cosas se van a dar al tiro. Son años de entrenamiento, inversión y sufrimiento para una medalla olímpica.
¿Es Chile un país resultadista?
Cuando tienes el resultado recién te empiezan a apoyar y no es la idea. Hay que tener gente que capte talentos y vea el futuro de los niños. No es sólo meter plata y entrenamiento, si no invertir en una buena base, con formación psicológica para enfrentar competencias con la idea de que nadie te gana. Un entrenador me dijo: 'En el tatami todos se caen. Si pierdes, es porque era mejor, pero enfrentar sin miedo. Mente de científico y corazón de león'.
¿Recuerda su mejor torneo?
Tenía como ocho años, es el hecho de esa competencia. Era súper chico y no quería competir. Voy llorando donde mi papá y le digo que no quiero participar. Él se ríe y dice: 'No, si usted quiere perder, pierda allá adentro, porque esos niños se prepararon tanto como usted'. Así que competí y fui campeón nacional. Mi viejo me enseñó a no dejar las cosas botadas.
¿Se considera un referente del deporte chileno?
Suena egocéntrico, no me gusta hablar así.
Entonces, ¿los demás lo consideran?
Sí, algunos papás y los niños. Mucha gente de mi deporte y otros, me conversan. Gente que no puede llegar por contacto directo me manda mensajes y piden ayuda o palabras de aliento en redes sociales. A los chicos les digo que tengan un buen comportamiento. Como equipo adulto somos la imagen de los más pequeños. No les puedo cerrar la puerta en la cara, cosa que muchas veces a mí me pasó, que los seleccionados se endiosaban y no podías llegar a ellos.
¿Usted se endiosa como deportista?
No, recuerdo una vez que una mamá me llamó de San Bernardo porque su hijo estaba desanimado con el judo y me pidió si pudiera conversar con él, porque se acercaba un nacional importante. Fui con mi pareja a su casa, porque si tengo la posibilidad de ayudar y darle una mano en su carrera, lo voy a hacer. Como equipo nacional somos la punta de lanza de nuestro deporte. Debemos mantener las puertas y brazos abiertos para cuando quieran conversar con nosotros y ser referentes para ellos.