Tigres de circo pobre
Se aproxima un nuevo clásico. El agonizante Colo Colo, con sus experimentados dosificados, y la U, esperanzada con figuras repatriadas. Uno por la paternidad y el otro por romper el maleficio de 17 años sin ganar.
¿Por qué llegan tan desmejorados? Hace dos años los albos apostaban a la juventud con nombres como Vilches, Rodríguez, Véjar, Bolados, Canchita González, Maturana, Campos. Era buena idea, se apostaba al futuro, pero resultó ser paja molida. Y en este vaivén, cayeron en el otro extremo. Llegaron Orión, Valdivia, Insaurralde y Carmona. De la banca resucitaron a Fierro y luego apareció Barrios después un exilio de 12 años, como partner de Paredes. Todos jugadores treinteañeros para arriba. Los albos, cosa extraña, consideran el cuerpo como algo aparte de las circunstancias del paso del tiempo. No perciben las dificultades del desgaste, el impacto del entorno en el que el individuo crece, evoluciona y declina.
Así, este proyecto se convirtió más en un proyecto personal y no en una política organizacional. ¿Su ideólogo? Aníbal Mosa, que en su mandato hizo y deshizo junto a Pablo Guede.
¿Cómo se valora ese capital humano llamado futbolista para las exigencias de un club como Colo Colo? No hay respuestas.
¿Y la U. de Chile? Peca de romántica viajera. Asombra con qué facilidad redentora les abre sus puertas de par en par a sus jugadores con tinte azul.
Veamos: Matías Rodríguez regresa de Italia con sabor de turismo aventura; Ubilla, aún con aroma a desierto; de Turquía llega Espinoza siendo un impenitente suplente; Henríquez, de un periplo europeo insulso, llega de México y con 21 partidos convirtiendo apenas dos goles. ¿Y Pinilla? Jugó con el club y sus fans hoy le reprochan que el León no se debe trocar por dinero. Estos "íconos" emigraron al extranjero con un pasar ilusorio.
Craso error comete Heller con esta política de protección filial. Se esfuerza en repatriar nostalgias de color sepia, cuando en realidad precisa de imágenes en HD para tiempos oscuros.
Este es el paisaje de un clásico más. Henchido de morbo mediático. Se presentan como tigres de circo pobre - porque esa es la realidad futbolística - y el que gane pintará solo una rayita más a su castigada piel.
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