Ayer, Arturo Vidal subió a su cuenta en Twitter una imagen que resulta familiar para quienes lo siguen. Con actitud contemplativa, el volante del Barcelona parece estar próximo a subirse a su nuevo Ferrari, en una situación cotidiana. Primero, porque hace rato que había mostrado el vehículo y, luego, porque la afinidad del mediocampista con los autos de lujo, y sobre todo con los de la marca del cavallino rampante es archiconocida. Sin ir más lejos, el accidente automovilístico que protagonizó en 2015, en una jornada libre en medio de la participación de la Selección en la Copa América, se produjo mientras conducía en estado de ebriedad otro ejemplar de la marca italiana.
"Felicidades a Arturo Vidal. Todo lo que no se debe poner en un tuit !! Disfrútalo con Salud !", le dispara Alfredo Martínez después de ver el mensaje del futbolista quien la había titulado "Una máquina junto a otra máquina".
En Chile, el nombre no resulta para nada conocido, pero en España se trata de una celebridad. Martínez es relator en Onda Cero Radio y en su cuenta personal, además de sus empleos, luce con orgullo el Premio Nacional de la Academia de la Radio. Lo siguen más de 160 mil personas.
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La bravata generó inmediata controversia. Basta revisar las reacciones que se produjeron al pie del comentario del comunicador para darse cuenta de que no hay consenso. Hay quienes lo relacionan con las palabras de Sadio Mané, la figura del Liverpool que declaró que prefiere ayudar a su pueblo con obras sociales en lugar de adquirir "10 Ferrari, 20 relojes y dos aviones". Otros recuerdan el episodio posterior a la jornada de recreación en el casino Monticello y le piden, en tono de broma, no estrellar su flamante adquisición. Y hay quienes, sobre todo en la Ciudad Condal, que consideran que la aparición es inoportuna, de acuerdo al clima de tensión que se vive después de la condena a los líderes separatistas catalanes.
Hay, también, quienes defienden al futbolista chileno y destacan que todo lo que tiene se lo ha ganado a punta de dos variables: talento y trabajo. Y en ese sentido, las emprenden contra el comunicador, a quien, por lo bajo, tildan de "envidioso".