La avaricia de Sebastian Vettel le arruinó la fiesta a Ferrari en Italia. No fueron los neumáticos de Kimi Räikkönen, tampoco la maravillosa carrera de Lewis Hamilton, mucho menos el excelente trabajo en equipo de Valtteri Bottas. Fue Vettel y su planteamiento temerario cuando el circuito le ofrecía ser cauto y paciente. Lo que probablemente llegaría durante el transcurso de la carrera el alemán lo quiso de inmediato. Y tal avidez puede que le haya costado el Mundial.
Estaba todo dispuesto para que la escudería italiana triunfara en casa. Räikkönen se hizo con la pole batiendo el récord del circuito y Vettel lo secundaba en la primera línea de salida. Las extensas rectas de Monza le daban a los bólidos de Maranello la posibilidad de vencer allí después de 8 años, y de conseguir el preciado un-dos que a los tifosi se les priva desde 2002.
Recién iniciada la carrera, el alemán se abrió para sobrepasar a su compañero en la recta que precede a la Variante della Roggia, descuidando su posición frente a Hamilton. Cuando el adelantamiento no prosperó debido a la proximidad de la curva, Seb intentó reincorporarse, pero el espacio ya había sido atacado por el británico a punta de acelerador. Sin ceder, el de Heppenheim empujó por el puesto ya estando en la curva, aunque se encontró a sí mismo chocando con el de Mercedes, destruyendo su tren frontal y quedando último.
El doblete ya era imposible. Mientras Vettel iniciaba su remontada desde la última posición, el finlandés neutralizaba los ataques de Hamilton rompiendo los cronómetros en cada vuelta. Kimi, con el coche más veloz, proveía la última esperanza.
Así que Mercedes usó la estrategia para sacar ventaja donde su flecha plateada no podía: amagaron el ingreso a pits de sus pilotos solo para que Ferrari le ordenara a Iceman hacer lo mismo. La Scuderia cayó en la trampa y el piloto de Stevenage quedó primero.
Si bien en un principio el plan no funcionó ya que Hamilton, tras su propia entrada a boxes, quedó por detrás del Ferrari, las cosas empezaron a dar resultado cuando Bottas se puso primero -sin haberse detenido- y contuvo al finlandés.
Las distancias se redujeron y los neumáticos se gastaron. A ocho vueltas del final, cuando la lucha se redujo a inglés y finlandés, las ruedas de este último ya no daban más. Kimi terminó perdiendo el primer lugar y dándole a Hamilton su quinta victoria en Monza, lo que iguala el registro de Schumacher. Nadie ha ganado más que ellos en Italia.