Llegó el momento del cierre. Fueron 19 días de competencia disputados al máximo nivel. Luchas, emociones, éxitos, caídas, velocidad y resistencia reflejadas en lo fundamental del deporte y de las competencias.
Este domingo tocó despedir a todos los atletas y entregar las últimas medallas. También fue el momento de entregar la bandera olímpica a París, ciudad que será sede de los próximos Juegos de 2024. La ceremonia, que contó con fuegos artificiales para iluminar el cielo nocturno japonés, también mostró a los asistentes parte de la vida cotidiana nipona, ejemplificada en bailes, música en un intento por mostrarles la vida japonesa que no pudieron disfrutar debido a la pandemia del Covid-19 que los obligaba a permanecer en la Villa Olímpica.
Un cierre inusual, sin público, y que llegó un año más tarde de lo esperado. Aunque para la organización esto fue un símbolo al triunfo del mundo sobre la pandemia.
“Han creado magia en estos Juegos. Fueron más rápido, llegaron más alto y fueron más fuertes porque estuvieron juntos. Este es un poderos mensaje de solidaridad y paz. En estos tiempos difíciles, ustedes dan al mundo el más preciado de los regalos: la esperanza”, declaró Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), en el discurso de cierre.
“Los Juegos de Tokio han sido los Juegos de la Esperanza, la solidaridad y la paz. El pueblo japonés puede estar orgulloso de lo que ha conseguido”, complementó Bach.
La ceremonia continuó con la entrega tradicional de las medallas del maratón en la que por primera vez se premiaron a las mujeres junto a los hombres. El keniata Eliud Kipchoge recibió su oro en un podio masculino completado por el neerlandés Abdi Nageeye y el belga Bashir Abdi, con su compatriota Peres Jepchirchir haciendo lo propio en la categoría femenina por delante de la también keniana Brigid Kosgei y la estadounidense Molly Seidel.
Tras ello llegó el momento del relevo justo después del himno olímpico interpretado por el cantante de ópera Tomotaka Okamoto. La gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, entregó la bandera olímpica al presidente del COI y este a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, mientras en la explanada de la torre Eiffel miles de franceses celebraban la llegada de la olimpiada a su país.
“Esta noche cae el telón de unos Juegos de emoción, en medio de una pandemia. Aunque muchas de las pruebas se han celebrado sin público, el pueblo de Japón les ha apoyado. Gracias a los voluntarios, estos Juegos son el resultado de vuestro esfuerzo. La llama de Tokio se apagará en silencio, pero nunca se extinguirá”, indicó Koike.
En el cierre, Bach agradeció a las autoridades japonesas y a los Comités Olímpicos Nacionales por su esfuerzo en llevar a cabo la cita olímpica. “Estos Juegos nos ha costado un esfuerzo sin precedentes hacerlos realidad”, dijo, antes de tener un especial gesto de cariño hacia los voluntarios. “Nos vemos en París, hasta pronto”, finalizó.
Tras ello, el último simbolismo. El pebetero, encendido por Naomi Osaka, se apagó para volver a encenderse en el inicio de los Juegos Paralímpicos. Terminan los Juegos de Tokio, comienzan las Olimpiadas de París.