Se juega como se entrena. La vieja máxima quedó evidenciada el viernes en Sao Paulo, el día en el que Chile recuperó el crédito internacional. Las jugadas que ensayó en la práctica del miércoles, la de las filtraciones, se reprodujeron mecánicamente en el duelo ante Colombia. Los rondos de la Selección, con los que impresionaron durante muchas fases los jugadores, habían sido contenido fundamental del entrenamiento aludido.

No es un método excepcional el de los tontitos. Casi al contrario, son ejercicios habituales en los técnicos modernos tanto en entrenamientos como calentamientos. Pero sí es un modelo discutido. Según algunas voces, no representan acciones reales que luego encuentras en los partidos. Y, por tanto, dicen, es una fórmula baldía. Contra esa teoría, Chile mostró el partido del viernes.

Reinaldo Rueda dividió a los jugadores en tres rectángulos reducidos. Seis atacantes contra dos defensores (los que llevan pañuelo en la mano, foto principal). La idea del seleccionador es que se agilice el juego de primera, a un toque y en espacios cortos. Un toco y me muevo que también mecaniza las ayudas en esos rincones en los que el rival trata de ahogar con presión. Igualmente es un ejercicio productivo para los defensas, los que tienen que recuperar la pelota en inferioridad numérica.

Un juego que gana velocidad ejecutiva en los jugadores: en la entrega del balón y en el desmarque para recibirlo. Soluciones que al mecanizarse evitan la duda y el tiempo de pensamiento.

Se vio a menudo el viernes. Combinaciones muy coreadas por la crítica y que multiplicaban la seguridad de los rojos en sí mismos. Por ejemplo, la que muestra la captura superior cuando Aránguiz, Medel, Pulgar y Medel superaron con triangulaciones el acoso de James y Uribe.

El carácter fue clave. Colombia se arrugó en el todo o nada, mientras que Chile actuó crecido y convencido. El grupo se hace de nuevo rocoso mentalmente en las distancias cortas. Hoy parece más fuerte por ahí que el primer día de la Copa. Pero también ganó Chile por lo futbolístico. Rueda diseccionó al rival, preparó cómo atacarlo y cómo defenderlo, cómo neutralizarlo. Fue su gran obra táctica desde que llegó. El equipo trabajó igualmente los penales. Y hasta los movimientos mecánicos más elementales. Ganó incluso con tontitos. Lo que se vio el miércoles en la práctica, se reprodujo el viernes en el partido. Chile jugó como entrena.