Con lo justo lo ganó Argentina, en la agonía y a la que te criaste, poco de fútbol y mucho de emoción.
Con los grandes nunca se sabe. Apareció el colectivo cuando ninguna individualidad pedía la pelota, nada distinto de lo vivido por Brasil, Portugal, Alemania, y España, que tuvieron que sacarse el frac y ponerse el overol tras sufrir el perfeccionamiento táctico de los menos desarrollados.
Entre lo más sobresaliente ha estado México. Se mueve como bloque, se expresa de manera solidaria, se reagrupa y presiona en la zona elegida y ataca como un rayo.
La presencia de un centro delantero referencial, un media punta y dos aleros para hacer ancho el ataque (y que se transforman en volantes externos cuando se pierde la pelota) es el dibujo más reiterado. Se prefiere la reagrupación defensiva hacia atrás que presionar alto. La mayoría ha salido a esperar más que a proponer.
Interesante el crecimiento competitivo de selecciones de bajo historial. Los del medio subieron su nivel y juegan de igual a igual contra los históricamente favoritos.
Aún no aparece la figura excluyente. Llegaron con mucho cartel Cristiano, Kross, Neymar, Messi o Isco, pero entre aciertos y errores han pululado tímidamente. El exceso de resguardo defensivo ha desembocado en una flaqueza ofensiva que ha dado vida al muchas veces caricaturizado factor de la pelota detenida.
La táctica fija es el ingreso a otra realidad que no tiene que ver con el desarrollo normal del partido y la posesión. En la pelota quieta afloran otros talentos. Como el de Godín, que con los pies es normal y por el aire es un fenómeno. La pelota detenida es el único elemento que le tutea a la tenencia de la pelota.
Un tercio de los goles han nacido por penal, tiro libre o saque de esquina. Cabe preguntarse si conviene invertir más tiempo en perfeccionar la posesión o en optimizar ese trabajo. Los partidos se desarrollan en la mitad de cancha pero se definen en las áreas.
Los amantes de la táctica fija no pueden perderse el choque de octavos entre Uruguay y Portugal. El primero es el rey de la pelota parada (sus cinco goles vienen por esta vía). A ver qué planea Fernando Costa para marcar en un tiro de esquina cualquiera a Godín, Giménez, Bentancourt, Suárez y Cavani... Aguántate, cabrita.