Tradición, unidad, igualdad de género y homenaje a las víctimas del Covid-19: los mensajes que dejó la inauguración de los Juegos Olímpicos
En el marco de las restricciones que impone el coronavirus, la organización de Tokio 2020 se las ingenia para ofrecer un acto macizo y plagado de simbolismos relacionados con el momento que vive el mundo.
No era fácil para la organización de los Juegos Olímpicos ofrecer una ceremonia inaugural que estuviera a la altura. Las restricciones impuestas por el coronavirus, graficadas en la ausencia de público en las tribunas, salvo los mil invitado que pudieron ingresar, constituían el principal obstáculo a la hora de pensar en un acto que quedara en la retina de los millones espectadores que la presenciaron en todo el mundo. Y, sin embargo, Japón respondió. No solo ofreció un acto acorde con las expectativas en cuanto a sobriedad, organización y uso de la tecnología. También se las ingenió para plantear varios mensajes relacionados con los temas más contingentes. Partiendo, naturalmente, por el combate al Covid-19 que se desarrolla en todo el mundo, el consiguiente homenaje a las víctimas de la enfermedad y el reconocimiento para quienes han intentado mantener la pandemia bajo control.
También hubo espacio para otras temáticas. El respeto a las tradiciones, la unidad y la igualdad de género formaron parte de las propuestas que, explícitamente o no, pudieron apreciarse durante la presentación de las delegaciones. En ese contexto, por ejemplo, se explica que la elegida para encender la llama olímpica fuese una mujer: la tenista japonesa Naomi Osaka. La número 1 del ranking de la WTA resume en buena forma los mensajes: la hija de padre haitiano se transformó en la primera especialista del deporte blanco en prender el pebetero.
El Covid-19 como eje
El Covid-19, la enfermedad que mantiene en vilo al mundo fue uno de los ejes de la ceremonia. Después del ingreso de la bandera del país local y de que se interpretada su himno, se realizó un emotivo homenaje a las víctimas de la pandemia. Una solemne danza antecedió a la solicitud de un minuto de silencio en memoria de quienes han muerto por la enfermedad. Todos los presentes se unieron, generando uno de los momentos más emotivos de la jornada.
Arisa Tsubata, enfermera y boxeadora japonesa que no pudo participar de los Juegos producto de la suspensión del preolímpico en que pretendía conseguir la clasificación, se transformó en protagonista al recibir un homenaje. Fue la encargada de inicia la cuenta regresiva que dio paso a un imponente festival de fuegos artificiales. Además, fue el centro de coreografías que representaron a las actividades deportivas que se desarrollarán durante los días en que se extenderá la competencia.
En el desfile participaron seis deportistas que abandonaron sus actividades para abocarse a labores sanitarias. Ellos cargaron la bandera olímpica.
Juntos
El nuevo lema olímpico es otra muestra del espíritu que Japón pretende darle a sus juegos. Más allá del natural espíritu competitivo que rodea a una cita a la que los atletas van con la finalidad de sumar medallas o, cuando menos, de llevar al máximo sus capacidades personales, el mensaje apunta, principalmente, a la unidad. “Más rápido, más alto, más fuerte. Juntos”, fue el mensaje que se desplegó en el piso del Estadio Nacional de Tokio y que, paralelamente, se difundió a través 1de las plataformas oficiales de la organización”.
Un llamado a la paz
Imagine, la emblemática composición de John Lennon, fue una pieza clave en la inauguración de los Juegos. La canción, intepretada por diversos artistas de todo el mundo promueve otro de los valores que están estrechamente vinculadas a la máxima cita del deporte mundial: constituye un potente llamado a la paz. Y está vinculada directamente con el país anfitrión, pues el líder de The Beatles la creó precisamente en la etapa activista que experimentaba con su esposa Yoko Ono, nacida en ese país. “Imagine es antireligiosa, antinacionalista, anticonvencional, anticapitalista, pero aceptada por su dulzura”, explicó Lennon en su momento, probablemente sin proyectar que, en el tiempo, el tema se transformaría en un elemento habitual en este tipo de actos.
Silabario japonés
El orden del ingreso de las delegaciones es una muestra de otro de los enfoques que tuvo la ceremonia inaugural: el respeto por las tradiciones. A diferencia de lo que aconteció incluso en 1964, cuando la entrada de los países se organizó según el inglés, esta vez el parámetro fue el katakana, uno de los dos silabarios empleados en la escritura japonesa, junto con el hiragana.
La primera delegación en ingresar al Estadio Nacional de Tokio fue Grecia, el lugar en que se originaron los Juegos, seguida por otra igualmente simbólicos: el equipo olímpico de refugiados. Los últimos fueron, precisamente, los dueños de casa. La representación chilena, con Francisca Crovetto y Marco Grimalt como abanderados, ingresó en el 112º lugar.
Igualdad de género y justicia racial
Que los abanderados chilenos fueran una mujer y un hombre no fue casual. Otra de las temáticas que abordó la ceremonia inaugural fue, precisamente, la igualdad de género. El Comité Olímpico Internacional cambió sus reglas y pidió expresamente a las delegaciones que fueran representados por una pareja en el desfile. El juramento olímpico también fue actualizado, con la finalidad de introducir conceptos genéricos para referirse a los participantes, sean deportistas, jueces o miembros de la organización.
La justicia racial fue otro de los elementos sobre los que el COI y las delegaciones pusieron especial atención. A modo de ejemplo, Australia se hizo representar por el basquetbolista Patrick Mills, quien milita en los San Antonio Spurs, de la NBA, quien se transformó en el primer australiano autóctono seleccionado para portar la bandera nacional.
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