El fútbol inglés está lleno de tradición y mística, pero no tiene muchas estrellas en su palmarés. Ha sido campeón del mundo una vez y nunca ha alcanzado la Eurocopa. Pero la campaña en Rusia alimenta las esperanzas de éxito de un plantel joven. El responsable tiene nombre y apellido: Gareth Southgate.
No fue un futbolista muy dotado, pese a ser seleccionado. No obstante, en su labor de entrenador ha revertido esa imagen y ahora lo ven como el guía de una generación que estaba apuntando hacia Qatar, en cuatro años más. El DT de 47 años, ese mismo que resalta por presentarse con una tenida impecable, pretende emular a Sir Alf Ramsey, 52 años más tarde, y convertirse en el segundo técnico que logra meter al combinado de los Tres Leones en la final del mundo.
Su carrera como futbolista sucedió entre 1988 y 2006, militando en clubes como Crystal Palace, Aston Villa y Middlesbrough. Jugó 57 partidos en la Selección, participando en el Mundial de Francia 98 y en dos Eurocopas. En la del 96 falló un penal en la semifinal contra Alemania, privando a su cuadro de jugar la final en Wembley. Eso lo marcó. Asumió en el combinado en noviembre de 2016, reemplazando a Sam Allardyce, quien duró 67 días en el cargo tras un escándalo de corrupción ligado al sistema de traspasos.
Southgate, quien estaba en la Sub 21, asumió como interino (para apagar el incendio) y posteriormente fue ratificado, firmando un vínculo hasta el final de la Eurocopa 2020. Pese a la reticencia inicial, los hinchas y los medios han cambiado su perspectiva. Líder de un grupo de proyección (el promedio de edad del plantel es de 25,7 años), el técnico diseñó una labor tan meticulosa como innovadora en varias facetas, que se han plasmado en el torneo, con el afán de cambiar la cara de los ingleses en grandes torneos.
El trabajo del balón detenido, inspirado en la NFL y la NBA, es un claro ejemplo: ocho de 11 goles del equipo llegaron así. En ese mismo sentido, también trabajaron los penales. Durante meses practicaron y los jugadores se sometieron a exámenes psicométricos para determinar quiénes aguantaban mejor la presión. "Se trata de prever todas las posibilidades y estar seguros de tener en cuenta cada detalle para estar en una posición de ventaja. Eso depende del personal técnico, de los jugadores y de las horas en el campo de entrenamiento", declaró.
Eso no es todo: el año pasado se llevó a los jugadores durante un fin de semana a un entrenamiento con el Cuerpo de los Reales Infantes de Marina, para que sus pupilos completaran cursos de asalto bajo el agua y acampar durante la noche para aumentar el espíritu de equipo. "No sabemos hasta dónde llegaremos, pero que todos los futbolistas tienen hambre es algo evidente. Estamos orgullosos de nuestro estilo, del modo en que hemos competido bajo presión y de cómo hemos superado las situaciones más difíciles", declaró ayer el DT.
El método Southgate está a un paso de la final.