Corría agosto del presente año e Ignacio Saavedra, el joven volante de la UC, 19 años, no dudó en tirarse al piso y trancar, literalmente, con la cabeza, con dos jugadores de Curicó Unido encima. La imagen dio vuelta a todo el país y los hinchas cruzados terminaron por enamorarse del joven volante.
Probablemente muchos de estos hinchas se han quedado en el tiempo con esta llamativa y arriesgada jugada. Sin embargo, las virtudes de Saavedra van mucho más allá.
Ciertamente es un futbolista fuerte y que disputa cada balón como si fuera el último, pero no es en mi opinión su mejor virtud. En una posición de mucho trajín y desgaste, suele tomar decisiones con la cabeza fría confiando siempre en quien tiene al lado. Han pasado varios volantes de contención y pocos han logrado una conexión tan profunda y fluida con Luli Aued como lo hecho el canterano.
Es un excelente pasador y no tiene temor a jugar largo, donde huelga decir que se equivoca muy poco. Saavedra entiende que los momentos del partido ameritan decisiones distintas.
Su evolución no ha sido una casualidad. Porque mientras Beñat San José alternaba constantemente en la búsqueda del equipo ideal, fueron pocas las variantes que se mostraban en esa zona de la cancha. El español siempre privilegió el juego más corto y la elaboración más pausada. Antes de la llegada de Sáez el problema era cómo llegar, luego fue con cuántos llega. El que más sacó provecho fue Ignacio Saavedra, quien no conforme con defender se atrevió a alargar el juego solucionando un problema.
Durante este año ha sido una agradable revelación en un equipo que no brilla pero que sí exhibe capacidad ganadora, la cual lo tiene a punto de bajar su decimotercera estrella.
Saavedra ha ido aprendiendo cómo combinar el rompimiento en segunda línea con el barrido de la cancha a lo ancho, algo que pocos saben hacer y que normalmente lo aprenden en las postrimerías de sus carreras.
Si alguien tuviera que elegir la figura cruzada de este año partiría seguramente por el Chapa Fuenzalida. Ha jugado de todo y siempre lo hace bien. Seguiría probablemente con Aued, por su versatilidad y buen tino. Pero en importancia desde el punto de vista táctico, Saavedra está a la par de los recientemente nombrados sin duda alguna.
Que clubes de nivel mundial estén interesados no es antojadizo. La sapiencia con la que juega se suma a declaraciones ponderadas y siempre aterrizadas. Bien por Saavedra, talento, joven y sobre todo, chileno.