La salida de la familia Schapira del directorio de Azul Azul provocó un terremo en La Cisterna. Daniel, el padre, dueño del 21,44 por ciento de las acciones del club laico, acusó en este medio no compartir el método de trabajo de la dirigencia que comanda Michael Clark. “Tenemos diferencias profundas de cómo se está llevando el club”, señaló a El Deportivo.
Durante la jornada, la máxima instancia de la sociedad anónima laica ratificó las renuncias de dos directores y agregó su visión del trabajo que se está haciendo en esta pretemporada. “Comunicamos que el día de hoy, miércoles 26 de enero, han presentado su renuncia al Directorio de Azul Azul, los señores Daniel Schapira Eskenazi y Eduardo Schapira Peters, quienes son accionistas de la sociedad desde 2015 y se desempeñaron, además, como directores desde el mismo año y fueron parte de la Comisión Fútbol durante las últimas temporadas”, se pudo leer en la página web oficial de la institución.
Pero, el movimiento telúrico siguió dejando damnificados, por que en el mismo texto se evidencia la división que había entre quienes mandan en los estudiantiles. “Como ya se ha explicado pública y privadamente, en reuniones de directorio anteriores, esta administración promueve un nuevo plan de organización interna, que apunta a la modernización, profesionalización y una verdadera especialización de su estructura de trabajo”, enfatizó el comunicado.
Acto seguido, se ratificó la confianza en el gerente deportivo, Luis Roggiero. “Esto implica el empoderamiento de funcionarios y las áreas que están bajo su cargo, para tomar decisiones que únicamente buscan el beneficio de la U, donde el directorio, respetando la legalidad y el marco de sus atribuciones, participa en las grandes decisiones”, concluyó el escrito.
El terremoto aún mueve le piso del Romántico Viajero...