El Sapo Livingstone saltando con Dituro. Mario Lepe ayudándole a Saavedra a perseguirlos a todos; Tito Fouillioux y el Mumo haciendo fuerza desde el más allá. Buccicardi, Nacho Prieto, Rodolfo Almeyda, Arica Hurtado, Isella y Chocolito Ramírez. Toda la historia de Universidad Católica haciendo fuerza por el equipo que en San Carlos de Apoquindo jugaba por un logro único para el club. Porque eso fue la UC ayer, la semana pasada, hace seis meses y hace tres años. Un conjunto, un colectivo, que más allá del partido opaco para abrochar la estrella, firmó ante Unión La Calera el empate que le dio el primer tricampeonato de su existencia.

Faltó el hincha. Ese que en su casa seguro se comió todas las uñas y contaba los segundos para el pitazo final. Ese que se imaginó saltando y cantando “pocos, pero locos”, mientras sus ídolos daban la vuelta olímpica en San Carlos. Esos que hoy agradecen el trabajo de Buljubasich como director deportivo , que aplauden de pie al Chapa y que se emocionan con su dominio total del fútbol criollo.

El primer tiempo pasó de largo. Tenso, con dos equipos muy tímidos, temorosos de recibir el primer golpe. Un partido que se disputó en el mediocampo. Bien jugado, sí, pero desde la anulación del rival y no desde la proposición. Con los rojos tomando el control de pelota con un toque pulcro, pero infértil. Y con la UC cuidando el rancho en exceso. De todas formas, la ocasión más clara fue de Zampedri, quien falló donde casi nunca falla, tras recibir de Puch. Minuto 22, el único momento de emoción para apuntar antes del descanso.

El panorama cambió en la segunda mitad. Principalmente porque La Calera entendió que el único resultado que le servía era ganar. Sin salirse del libreto, salvo cuando la pelota le quedaba a Jeisson Vargas, pero con más profundidad. De entrada, de hecho, la visita se paseó por el arco de Dituro, anque la jugada se suspendió por un fuera de juego.

Católica corría detrás de la pelota. Saavedra, el más trabajador en zona media, debía cubrir muchos metros, intentos romper el circuito de pases de los cementeros. Aued, irregular, participaba poco del juego y claro, el argentino es una pieza clave para darle orden a la distribución. ¿Qué le quedaba a los cruzados? El vértigo por las bandas. Lezcano, quizás el más incisivo, sacó algún desborde por la banda derecha del ataque, la zona donde mejor se vio la ofensiva de la franja. Muy poco, sin embargo, para el equipo que tenía la fiesta del título en su bolsillo.

Festejo cruzado en San Carlos. FOTO: FRANCISCO LONGA/AGENCIAUNO

Lejos de estar tranquilos por la ventaja en la tabla, Católica se veía insegura en la cancha. Apagada. Ariel Holan lo notaba y por eso su nerviosismo desde la banca. El resultado hasta ahí era lo único positivo. Y Dituro, claro, el sostenedor de la campaña cruzada, quien se mandó una tapada notable ante un disparo de Valencia desde fuera del área.

Lo cierto es que más allá de las buenas intenciones, en La Calera se veía una decisión clara de ir por el partido. Mucho control, mucho pase seguro, salvo en el último cuarto del duelo. El ingreso de Stefanelli por Andrés Vilches le dio más movilidad al ataque, más opción de diálogo para Vargas.

No fue suficiente. El título de la UC estaba firmado. Y Holan, No por el partido final, sino por una campaña que nunca vio a su escuadra fuera del primer lugar. Es cierto, sobre el final flaqueó, pero qué importa, eso solo quedará en la anécdota. Aquí se premia el año completo, interrumpido por la pandemia. Eso es lo que le permite a esta histórica Universidad Católica gritar con todas sus letras: ¡TRICAMPEÓN!.

FICHA DEL PARTIDO

U. Católica 0: Dituro; Rebolledo, Astaburuaga, Huerta, Cornejo (89′, Parot); Saavedra; Fuenzalida (75′, Núñez), Aued; Lezcano, Zampedri, Puch (90+4′, Valencia). DT: A. Holan.

U. La Calera 0: Martín Arias; Andía, Ch. Vilches, García, Wimberg; Leiva (87′, Rodríguez), Laba, Valencia; Castellani (65′, Cordero); Vargas, A. Vilches (78′, Stefanelli). DT: J.P. Vogvoda.

Goles: -

Árbitro: Roberto Tobar. Amonestó a Cornejo, Zampedri (UC); García, Laba (LC)

Estadio San Carlos de Apoquindo: sin público.

En cursiva, jugador juvenil