La rivalidad entre Manuel Pellegrini y José Mourinho escribió un nuevo capítulo en el Olímpico de la capital italiana. Por quinta vez en 16 encuentros, el triunfo se fue del lado del Ingeniero. Betis logró una valiosa victoria de 2-1 en casa de la Roma gracias, en gran parte, a la gran actuación de Claudio Bravo.

Un resultado importante, para que el elenco de Sevilla pueda mantener campaña perfecta, con 9 puntos, en el Grupo C de la Europa League.

Las diferencias de antaño entre el chileno y el portugués parecen haberse acabado. Al menos por un tiempo. Así quedó de manifiesto en la antesala del duelo en el Olímpico, tras el amistoso saludos entre ambos entrenadores. Donde, incluso, al portugués se le vio bromeando con el adiestrador santiaguino.

Después, el partido entre ambos rivales resultó más que entretenido. Un duelo en el que el cuadro hispano se vio mucho más activo que el pragmático equipo del carismático técnico lusitano.

Antes de los 10 minutos, el toque dinámico de los béticos ya había inquietado a la portería del meta romano Rui Patrício, quien contuvo de buena manera el disparo de Sergio Canales.

Un par de minutos más tarde, los pupilos del Ingeniero se crearon la más clara, cuando el remate del francés Nabil Fekir dio en el vertical izquierdo del meta portugués.

Fue lo último del talentoso jugador galo, quien debió salir a los 22 minutos por una lesión muscular que obligó el ingreso de Luiz Henrique, el brasileño que llegó esta temporada desde Fluminense.

Pese a todo, el cuadro de los chilenos jugaba mucho mejor que el elenco de la Loba. Tenía la pelota, la trasladaba con inteligencia y ponía en aprietos a los romanos cada vez que rozaba la línea del área.

Sin embargo, el fútbol tiene esas situaciones que van más allá de los merecimientos. Justo en la media hora, una mano de Aitor Ruibal en un córner terminó en el penal para a Roma, cobrado a instancias del VAR.

El juez esloveno Matej Jug paró el partido y los reclamos de los jugadores andaluces fueron evidentes. Tanto, que el meta chileno se llevó una tarjeta amarilla tras dirigirse al árbitro.

Tras varios minutos de decisión, el argentino Paulo Dybala se paró en el punto de castigo a los 34 minutos y, luego, engañó completamente al de Viluco para lograr el 1-0 del elenco romano.

Una ventaja que no duró mucho. Primero, avisó Luiz Henrique con un remate que fue controlado por Rui Patrício. A cinco minutos del entretiempo, el carioca aprendió la lección y cedió corto en el borde del área para que Guido Rodríguez anotara el empate con un potente derechazo.

Bravo fue clave

Tras la igualdad el partido comenzó a repartir ocasiones de lado y lado. En el final del primer tiempo, Nicoló Zaniolo estrelló el balón en el horizontal del arquero chileno. Pero en la segunda pelota, el portero del Betis estuvo notable para sacar la pelota por encima de su marco.

En el inicio del segundo tiempo, el equipo de Mourinho se dio cuenta que podía se más ambicioso y trató de inclinar la cancha hacia la portería visitante. Entonces, apareció la figura del golero chileno, quien atajó un potente tiro de Bryan Cristante, quien sacó latigazo a quemarropa del exguardavallas del Barça.

A nueve minutos del final, Zaniolo intentó sorprender a Bravo, aunque el golero volvió a mostrarse atento para detener el balón justo delante de su vertical izquierdo. En la siguiente, el ex capitán de la Roja volvió a lucirse tras interrumpir un centro de Nicola Zalewski.

Con la seguridad en el fondo, el Betis fue por el zarpazo final. A dos minutos del final, un centro perfecto de Rodri desde la izquierda terminó en el cabezazo preciso de Luiz Henrique que se coló en el segundo palo de Rui Patrício.

El segundo tanto mató completamente las pretensiones del cuadro de Mou, el mismo que sumaba 20 partidos sin perder en su estadio por torneos europeos. Al otro lado, la inteligencia táctica del Ingeniero sacó la tarea adelante para sacar adelante una tarea difícil, que tuvo a Bravo como una de sus figuras.

En el otro duelo del Grupo C, Ludogorets empató 1-1 en Helsinki.

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