Un triunfo que no tapa la herida
Chile rompe una racha de siete partidos sin triunfos, pero sufre para sacar el partido adelante ante un débil rival como Guinea. La Roja gana 3-2 y salva la vergüenza con goles de Meneses, Mora y Vidal.
CHILE 3 - GUINEA 2
Chile: C. Bravo; M. Isla (45', O. Opazo), F. Sierralta, G Maripán; M. Isla, A. Parot (45', M. Albornoz); E. Pulgar (65', E. Pavez); C. Pinares (75', C. Baeza), A. Vidal; Ch. Bravo (65', D. Rubio), F. Mora, J. Meneses (65', S. Vegas). DT: R. Rueda.
Guinea: A. Keita; S. Conde, J. Jeanvier, S. Falette, I. Sylla; K. Mara, F. Pogba, I. Camara, P. Konate (77', S. Soumah); I. Conte (68', S. Kaba), D. Camara. DT: D. Six.
Goles: 0-1, 38', Conté define con borde interno, entrando al área grande; 1-1', 64', Meneses aprovecha un rebote del portero tras remate de Pulgar; 2-1, 71', Mora cierra un centro de Opazo por la derecha; 3-1, 74', Vidal marca de penal; 3-2', 79', I. Camara saca un derechazo cruzado.
Árbitro: Fyodor Zammit (MAL). Amonestó a I. Camara (G).
Estadio José Rico Pérez (Alicante). Asistieron 400 personas, aprox.
Los goles de Jean Meneses y Felipe Mora sacaron a Chile de una vergüenza mayor. Después vino la rúbrica de Arturo Vidal, de penal. Goles que firmaron un triunfo de la Selección, el fin de una racha de siete juegos sin victorias. Pura estadística. Lo real es que la incertidumbre sigue presente, que la Selección fue incapaz de complicar a Guinea, un rival débil, desordenado, que con puro deseo, incluso se puso en ventaja.
El marcador no puede tapar la pobre presentación nacional. Una más bajo la tutela de Reinaldo Rueda. Acentuada, ya está dicho, por la categoría del adversario. Aunque el técnico diga que los jugadores de Chile tiene un pobre presente, aunque una y otra vez intente refrendar que el equipo bicampeón de América es solo un buen recuerdo, es imperdonable que la Roja no haya marcado diferencias mayores con los africanos, que venían de perder con Islas Comoras.
Después de la estampida de jugadores tras el empate con Colombia, el DT colombiano armó una oncena con lo mejor que tenía. Con Vidal como capitán, con una línea de cuatro y con tres volantes mandatados a pisar las dos áreas. Un 9 tradicional como Felipe Mora, flanqueado por dos que buscan ganar un lugar en la rotación de las nóminas (Bravo y Meneses). Más allá de las posiciones y los dibujos, Chile nuevamente escondió una idea clara de juego. Vidal y César Pinares, los más parejos del partido, encontraban poca respuesta de sus compañeros.
La Selección se diluyó. Y aunque tenía el control del partido y la pelota, poco a poco fue sucumbiendo ante el despliegue rústico de sus adversarios. Rueda, a un costado de la cancha, observaba preocupado. Todavía más después de la apertura de la cuenta, por parte de Conte. Increíble, impresentable.
En el complemento, más por un tema de amor propio, Chile salió a cambiar la imagen. Lo logró desde el resultado, no así desde lo que más importa en estos amistosos: el juego. Se puso 3-1, pero en medio de los numerosos cambios desde la banca, Guinea se encontró con segundo descuento.
Bravo, incluso, salvó el empate en la última jugada del compromiso. El arquero salvó el bochorno. Hay que mucho que trabajar, mucho que corregir. Rueda tiene mucho por qué responder.
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