Chile se durmió en el peor momento. Era el día de la verdad, su gran cita con la historia, la oportunidad de sellar su pase a la segunda fase de un Mundial de balonmano por primera vez, y llegó tarde al partido. Con un cuarto de hora de retraso. Cuando decidió abrir los ojos, Túnez ya tenía el marcador cosido a su escudo y Chile, destrozado a la contra, el objetivo muy cuesta arriba. No se rindió, lo intentó luego de todas las maneras, arriesgándose a jugar la mayoría de sus ataques sin portero, con pasajes de calidad y heroísmo, pero la gesta, aunque en un momento pareció rozarla, ya no le fue posible. Los africanos se llevaron los puntos y las ilusiones de clasificación. Solo un milagro puede alegrar el panorama: que Austria gane a Túnez y la diferencia de goles, ahora esquiva, beneficie a los chilenos en caso de un triple a empate con ellos. Su mejor posición en un Mundial, eso sí, sigue muy a tiro.

La salida al campo de Chile fue desastrosa. Pérdidas ridículas de balón, tiros fáciles fallados y pasividad en las transiciones, que Túnez realizaba a toda pastilla. Tuvo que sentarse Oneto, especialmente desacertado, para que la Roja (que jugó de blanco) se centrase. Barrientos empezó a blindarse y el equipo a prohibir las contras. Rodrigo Salinas y Erwin Feuchtmann lograron soltar su brazo y los extremos a encontrar agujeros. Túnez pasó a sufrir.

Garralda tuvo que pegar un par de voces y asumir riesgos. El principal, atacar en superioridad cambiando al portero por un jugador de campo. Una estrategia más bien de fútbol-sala que le reportó beneficios. Túnez se nubló, falló tiros a distancia a puerta vacía, y autorizó a Chile a recortar distancias. El resultado al descanso permitía el optimismo chileno.

Chile metió pasión y emoción al segundo tiempo, mensajes de que estaba dispuesto a la epopeya de la remontada. Pero cuando acariciaba la meta, la tocaba, resbalaba de golpe y se caía. Túnez volvía a distanciarse. La fórmula del ataque sin portero se le volvía a Chile con frecuencia. Ofrecía los goles en contra con excesiva facilidad. Pero no había otra. Y la utilizaron hasta el final.

Rodrigo Salinas y sobre todo Erwin Feuchtmann tiraron del equipo, lideraron los mejores pasajes. También García, el meta suplente, imperial en sus atajadas. Fue justo el arquero quien tuvo el milagro a la vista: Túnez se la jugó también con el ataque sin portero y García se la jugó desde su área para poner a Chile a uno. Habría sido el 32-31. Pero lanzó fuera con la portería rival desalojada.

Ahí murió Chile, que vio como Túnez se levantaba pasándole por encima.

La ficha

Túnez: Missaoui (Maggaiz); Chouiref (7), Sanai (6), Soussi (7), Boughanmi (4), Hosni (1), Majdoub (1) y Alouini (1) -siete inicial-. Youssef (1), Maaref, Jallouz, Jaballah (3) , Bacha (5), Jaziri, B. Abdallah. DT: T. Gerona

Chile: Barrientos (García); Pavez (2), Oneto (3), R. Salinas (8), Em. Feuchtmann (3), Er. Feuchtmann ( 8) y Ceballos (4). Oyarzún, Reyes, Frelijj (1), E. Salinas (1), Baumann, Ayala, Codina y Donoso. DT: Mateo Garralda.

Marcador cada cinco minutos: 3-1 , 8-4, 10-5, 12-8 , 15-11 , 18-15 (descanso); 20-17, 23-19, 28-22, 30-25, 32-30 y 36-30.

Jyske Ban Boxen, Herning (Dinamarca). 3.247 asistentes