En marzo de 2020, Esteban Paredes dio un paso trascendente para su futuro. Aunque aún quedaban más de dos años para que colgara los botines, lo que se materializó el 26 de mayo del calendario en curso, con la camiseta de Coquimbo Unido, el entonces goleador de Colo Colo emprendía en su aventura empresarial más ambiciosa: adquiría el control de San Antonio Unido, club que milita en la Segunda División Profesional, la tercera categoría del fútbol chileno. El Tanque tenía en vista transformar a los porteños en protagonistas y conseguir rápidamente el ascenso a la Primera B. Ese paso, al margen de la gloria deportiva, sería clave para la rentabilidad del negocio.
En la operación, el goleador histórico del fútbol chileno se quedó con el 89 por ciento del club. Otro uno por ciento figuraba a nombre de su padre. En esa operación, desembolsó unos $ 250 millones. El resto de la propiedad quedaba en manos de un grupo empresarial en el que figuraba Guillermo Lee, quien asumió la presidencia de la institución, cargo que detenta hasta ahora. Lo que ha cambiado es la composición societaria. El timonel tiene, en este momento, el 34 por ciento de los papeles. Un acuerdo entre ambos le permitiría ampliar esa presencia.
San Antonio busca recursos frescos. La intención es conformar un plantel competitivo que permita aspirar con relativa certeza a dar el gran salto deportivo al que aspira el club, que necesariamente va de la mano de beneficios económicos. Hoy, el equipo que dirige Luis Musrri marcha octavo, muy lejos de esas pretensiones. Tiene, de hecho, 15 puntos menos que el líder, San Marcos de Arica. En esa línea, el plan es iniciar un aumento de capital, lo que en la práctica se traduce en la venta de una nueva porción de la propiedad institucional a los interesados en participar en el negocio.
Cuestión de números
La inversión en la compra del club no ha sido la única en la que ha incurrido Paredes. El exdelantero también ha tenido que meterse la mano al bolsillo para contribuir a financiar la operación institucional, en una categoría que no garantiza ingresos por concepto de televisión, a diferencia de la que ocurre en las dos superiores. “Mantener el club cuesta unos 50 millones de pesos mensajes. Hay aportes directos de Esteban y míos. En dos años, Paredes ha gastado $ 300 millones en San Antonio Unido. Yo he gastado otros 200 millones. Otra parte viene de los auspicios. El primer año produjimos mucho más que este. La pandemia también implicó realizar aportes adicionales”, profundiza el directivo.
Lee repara en que la fórmula ya se ha ocupado en el club. “La propiedad de Esteban Paredes ya se fue achicando vía aumento de capital. Es un acuerdo entre ambos”, explica el encargado de guiar a los lilas. Ahora, la intención es acercar a nuevos inversionistas. “Nos han llamado interesados en entrar como socios nuestros. Hay un pacto de confidencialidad. Son chilenos y de la zona”, se limita a decir el dirigente, en una exigua pista respecto del desarrollo de las gestiones. Esta semana, de hecho, será crucial en ese sentido.
La intención, en todo caso, es seguir teniendo la prerrogativa de tomar las decisiones importantes de la institución. “Vamos a mantener al menos el 50 por ciento. La idea es no perder el control del club”, sostiene Lee.
Otra vía de financiamiento será la búsqueda de nuevos patrocinadores. “Hoy hay una marca mía y varios canjes”, sostiene Lee.
La pelea por el estadio
Hay otro elemento que le pone cortapisas al trabajo de San Antonio Unido: la imposibilidad de ocupar el estadio Olegario Henríquez Escalante, que está listo, pero aún no ha sido recepcionado por el municipio, lo que incluso abrió un flanco con la ANFP, que pretendía conseguir un comodato que le permitiera añadilo como opción para la realización de duelos incluso de Primera División. La entidad edilicia a cargo de Constanza Molina respondió con munición gruesa a los intentos. “Forma parte de una campaña mediática con miras a la reelección y es una muestra más de su cuestionable gestión”, dispararon desde la municipalidad, en alusión a Milad. El timonel del fútbol chileno no tardó en responder. “Yo no he cuestionado la gestión de ella, con más de tres años de espera de entrega de un estadio”, contestó.
En el club de la gaviota toman partido por la dirigencia que los cobija. “Me llamó la atención la actitud de la alcaldesa. Con nosotros no ha querido tener relación. Para nuestro aniversario hizo un acto y no invitó a nadie del club. Nos viene proponiendo fechas distintas y cambiantes. Por eso recurrimos a la ANFP, para tener una fecha estimada. Planteé la idea del comodato al club. La ANFP le presentó un plan con escuelas y que el estadio lo ocupara todo el fútbol chileno y la alcadesa en vez de analizar la situación y de llegar a un acuerdo sale con una declaración pública. No entendemos cuál es la postura. Si hay intenciones electorales o interés en desarrollar el deporte”, explica Lee.
“Hoy las relaciones están cortadas. Nosotros necesitamos saber qué va a pasar y tener fechas claras. La ANFP habló por nosotros. La relación con la ANFP ha sido muy fluida en el último tiempo. En lo personal, mi relación con Milad también lo es. Me ha tocado ver varios temas como vocero de la categoría. El año pasado hubo momentos tensos, en que se pensó en parar el campeonato, pero eso ha cambiado. Las bases las elaboramos en conjunto con la ANFP. Tenemos un ascenso garantizado. Se nos apoya en traslado, alojamiento y televisión. Tenemos un campeonato con naming rights, que nos allega un poco de plata”, valora.